La palabra dicha no tiene retroceso
Provisto de una linterna (mejor no se imagine al personaje), paseaba de noche por el Parque de Invierno estudiando los amores de las luciérnagas, al tiempo que, razonando por encima de mis posibilidades, repasaba la avalancha de ocurrencias, ideas e invenciones de la clase política nacional, preguntándome, de paso, si hay una posibilidad remota de que algo de lo que diga el Presidente sea cierto.
Como no llego a comprender tanto disparate y creo en el diseño inteligente, me encojo de hombros resignándome a la conocida respuesta del teólogo: “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia”, o a la del teólogo más sofisticado: “Es un misterio”.
El uso del humor, la ironía, la exageración o el ridículo para exponer y criticar la estupidez de nuestros gobernantes no debería ser motivo de enfado para esos mismos personajes o sus seguidores, así que voy a arriesgarme recordando algunas boutades como ejemplo.
Comienzo por la injusticia de no creer a Teresa Ribera cuando, en declaraciones a una radio, descarta con rotundidad que un apagón general pueda afectar a España: “Podemos descartarlo de nuestro horizonte de preocupaciones”, ha dicho; sobre todo si previamente, en plena crisis de 2008, creímos a Zapatero cuando definió aquel desastre económico con la histórica frase de “solo se trata de una leve desaceleración económica”.
Pues, oye, si Teresa es ministra es por algo, y ninguno de nosotros lo somos. Nadie puede poner en duda la palabra de una ministra. ¿O es que acaso hay gente más inteligente y lista que los ministros de este Gobierno? Bueno..., el presidente.
Con Teresa Ribera viene a competir Montero, María Jesús, que en una puesta en escena absurda, mitinera, petulante, jactanciosa y postural, se lanza a la piscina ante la sentencia del Constitucional por la que anula las plusvalías, y va y dice:
“Alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas que, por cierto, el lunes arreglo lo de las plusvalías, ¿eh? ¡Hombreee! ¡Claro! El lunes lo llevo al Consejo de Ministros. ¡Dicho y hecho!”.
Y lo mejor, los alcaldes y alcaldesas, concejales y concejalas presentes aplaudiendo como si se hubieran tragado una tarta de speed mezclada con pacharán. ¿Euforia por pagar más impuestos? Estoy confundido.
Colofón para el mensaje televisado y criticado, a posteriori, de Pedro Sánchez (o su ventrílocuo) el 10-11-2021 augurando un feliz final de año:
“Estas Navidades van a ser mejor que las pasadas, porque España está mejor que el año pasado. Y el próximo estaremos aún mejor”.
Copia literal del mensaje televisado y no criticado, a priori, de José Luis Rodríguez Zapatero el 30-12-2006 (hace 15 años): “Hoy estamos mejor que hace un año, y dentro de un año estaremos mejor que hoy”. Como seguro recuerda, al día siguiente, en plenas Navidades ETA volaba la T4 de Barajas, matando a dos personas.
Los terroristas ahora mismo parece que están inactivos y no se vislumbra que vayan a reaparecer, pero desde hace tiempo, hay anunciados desastres alternativos más soportables como pandemias, crisis energética, grandes ciberataques, escasez de alimentos, etcétera, que nos pueden dar una mala noche... la de Nochebuena. Recemos.
No me diga que las ministras del gobierno chupiguay de izquierdas no se merecen un abucheo general, ¿eh? Cosa distinta es nuestro querido líder, ya suficientemente vilipendiado, silbado y abucheado, lo cual, no hace falta decirlo, es inaceptable y una tragedia, algo que debemos prevenir a toda costa, tomando conciencia de que, como dijo una periodista: “Los abucheos a Sánchez no son a Pedro Sánchez, lo son a la democracia”. Perdone un momento, ahora vuelvo, voy a suicidarme.
Saludos cordiales.
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