El Constitucional, la pandemia y el otro Arnaldo
Allá por marzo, Dolores Montserrat (portavoz del PP en el Parlamento Europeo) aseguraba que la gestión de la pandemia fue nefasta. Es más, recalcó que Sánchez “abandonó” a los españoles, y que este ni siquiera reconoció que “100.000 seres queridos” habían muerto por el coronavirus. Obviamente desconocía que en el “Reino de Ayuso” se registró un tercio de la mortalidad y se superó con creces a comunidades como Andalucía o Cataluña.
La portavoz del PP no dudó en señalar que si el Partido Popular hubiera estado al frente del Gobierno lo habrían hecho mejor (y repito, para ejemplo Madrid), puesto que hubieran escuchado “todas las indicaciones” provenientes de la OMS y la UE (sobre todo Ayuso).
Todos vimos cómo desde el minuto cero de la declaración del estado de emergencia la oposición (al contrario de lo que sucediera en el resto de países de la UE) comenzó su campaña insolidaria de acoso y mentiras, contribuyendo no solo a agravar la crisis, sino a la difusión de bulos de todo tipo y alcance.
La semana pasada, el director regional de la OMS-Euro felicitaba públicamente al Gobierno por la gestión de la pandemia y la posterior vacunación. Kluge recalcó el destacado papel jugado por la Sanidad española en la crisis, felicitó al Gobierno de España por “la protección financiera, porque España es un país que no ha dejado a nadie atrás”, e insistió en que “España es un ejemplo para todos, y que por ello la OMS había llegado a un acuerdo con el Ministerio de Sanidad para documentar las buenas prácticas en España y que sirvan de ejemplo tanto para el resto de Europa como para el resto del mundo”.
Posiblemente (hablo de Kluge) se trate de un proetarra, o de un rojo belga sobornado por el Gobierno, puesto que a ojos de una oposición ciega de odio, es imposible que nada de lo hecho estuviera bien, y no digo que se hiciera todo perfectamente, pero es que nadie pudo hacerlo, y si no miren qué pasa actualmente en Alemania, Austria y Reino Unido, por citar a algunos que parecían poder dar lecciones. Y es que esta oposición que tenemos ni tan siquiera que seamos el país con mayor porcentaje de vacunados: 90 por ciento de la población diana (mayores de 12 años) les sirve.
España “is different”, aquí se premia a la más obscena, ridícula y negligente oposición, la más absurda contradicción, y si no díganme a mí que lo más coherente es pedir “encarecidamente” que se cierre el Congreso para posteriormente impugnarlo vía Constitucional, y que seis de los jueces (contra cuatro) acordaran declarar inconstitucional el decreto y lo que viniera a cuento. ¿Se imaginan que el Gobierno obligara a vacunarse a todos los trabajadores del sector público y privado del país como en Italia?...
¿Tenemos lo que nos merecemos? ¿Nos merecemos tan siquiera una oposición más indecente?... que hable Casado... el de la energía solar tarifa nocturna. Que este hombre no tiene luces es evidente, pero es que hace cuatro días hablaba de despolitizar la justicia, esa era la nueva disculpa para no renovar el Supremo, y ahora nos encontramos con el señor Enrique Arnaldo ocupando sillón en el Constitucional, con puyita incluida de Cayetana. Ahí tenemos a quien llevara en su día de la mano a Pablo Casado directo al despacho del rector de la Universidad Cardenal Cisneros, y ¡sorpresa! cuatro meses más tarde Pablo Casado aprueba doce asignaturas... ¡tachaaaaaan! ¡El 70% de la carrera! ¡Un superdotado! ¡Viva Pablo Casado! Si no fuera porque en este país el cerebro carbura y crítica en función de quien dice tal o cual sandez, cualquiera de los hechos que he denunciado sería motivo suficiente para ver dimisiones en cadena, pero aquí ni eso, ni sonrojo alguno; es más, es motivo de aplauso por los-as incondicionales de turno. En fin, como dijo Plauto: “Pienso que aquel en quien el sentimiento de la vergüenza ha muerto es hombre perdido”, y aquí puntualizo, perdido, en cualquier país del mundo, pero en España no.
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