Julio León, ausente
La muerte de Julio León Costales (el 5 de septiembre del 2010), a los 80 años de edad, nos ha cogido por sorpresa, o por lo menos no la esperábamos. Le habíamos visitado a principios de año en la residencia en que se hallaba acogido, en Gijón. Acudimos a verle en cuanto supimos de su estancia allí. Y estaba contento. Pero, según supimos más tarde, algo se complicó en su salud, por lo que fue ingresado en un sanatorio. Ya no se volvió a recuperar. Su estado aprensivo tampoco coadyuvó a que mejorase. De todos modos, cuando la edad es ya octogenaria cualquier factor contribuye a que el mal aumente.
Con todo y con ello, su fallecimiento ha sido sentido. Nuestra amistad venía de muchos años atrás, no obstante su fe religiosa y mi ateísmo manifiesto. Colaboró con nuestra revista «Alto Nalón», y sabedores de su valía investigadora y los libros que había escrito, de temática diversa, en alguna ocasión pedimos que fuese nombrado cronista oficial de Mieres, a lo que él se oponía, argumentando limitaciones y refiriendo que había otras personas más adecuadas.
Hasta en eso fue honrado. Porque Julio León Costales era honrado, comedido, respetuoso y prudente. O sea, honesto, lo cual le daba más opción para desempeñar el cargo de cronista oficial, si tal rango se le hubiese concedido. El hecho es que tal cosa no sucedió y ahora, según leemos, se le califica como cronista honorífico. Algo es algo. Alguien le reconoce méritos. Pues, que conste para quien venga detrás hilvanando nuevos capítulos de la historia de Mieres.
A principios del año 60 conocimos a Julio León Costales y a Benjamín Álvarez (Benxa) cuando fueron a Laviana en busca de una señora, Concha de la Cabaña, para que les hablase de la vida de otros tiempos, lo que hizo en bable asimilable, que era lo que ambos procuraban. Les contó cuando en los bailes de Tiraña se improvisaban coplas que se cantaban para zaherir a alguna rival, moza o mozo de fachenda y ringorrango. Desde entonces mantuvimos nuestra amistad y nuestro trato. Recordamos que Julio nos contó que sus orígenes –o parte de sus raíces– estaban en Laviana, no sabríamos decir si por el primer apellido o el segundo, que ambos tienen asiento en este municipio del Nalón, donde hay más abundancia de León que de Costales.
Varios fueron sus libros escritos sobre investigación, historia, etnografía, folclore y música. Eso, y el rigor para escribirlos, ya le honran mucho. Y puesto que siempre mantuvo una conducta poco o nada presuntuosa, es de justicia que quienes le conocimos y tratamos le recordemos tal como era. Y eso hacemos.
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