La matraca de la oficialidad de la llingua
Menuda matraca nos están dando los políticos de la región con el tema de la reforma del Estatuto y de la oficialidad de la llingua. ¿De verdad alguien se cree que en este momento es lo prioritario? Tenemos un sinfín de problemas pendientes de resolver para hacernos la vida más soportable a los asturianos, y nuestros políticos, como niños en el patio del colegio, engarrados por nimiedades que nadie les pide ni echa en falta. Por favor, dediquen su tiempo en justificar su buen sueldo en cosas que los asturianos estamos viendo que día a día van a peor. Ahí tenemos la sanidad pública, con listas de espera desesperantes; a toda una legión de jóvenes en edad de trabajar e independizarse y obligados a vivir al cobijo de sus padres, cuando no a tener que hacerse las maletas e ir a buscarse la vida a otros países. Tenemos las calles de nuestras ciudades llenas de menesterosos implorando una limosna para llevarse algo a la boca para su sustento, y en las noches durmiendo en las aceras por falta de albergues municipales u autonómicos donde poder pasar las noches. Tenemos un motón de empresas que han echado la persiana de cierre por no poder soportar los múltiples impuestos y tasas que se les exigen para que otros vivan a cuerpo de rey en puestazos bien pagados por el aparato político. Empresas asturianas que siempre fueron punteras en su especialidad y dieron trabajo y sustento a miles de asturianos hoy han tenido que recurrir a solicitar ayudas en forma de créditos a la SEPI para poder hacer frente a sus obligaciones de pago de todo tipo, incluso al pago de las nóminas de sus trabajadores. A otras muchas se las va engañando con falsas promesas y ven cómo lejos de darles soluciones están viendo caerles encima la espada de Damocles en forma de cierre total.
Con todo ese panorama, ¿alguien puede creer que lo prioritario es que "falemos la llingua" con carácter oficial? ¡Anden ya! Tal parece que nos mean encima, con perdón, y nos quieren hacer creer que llueve. Ya les vale, señores. Pónganse las pilas y empiecen a resolver nuestros problemas, ocúpense de lo principal y no de lo superfluo e innecesario; de problemas ya vamos bien servidos con los que tenemos.
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