Zeus y Poseidón
Nos dicen los que saben que es el efecto pospandémico el que provoca el aumento del consumo en todo el mundo, que a su vez obliga a que los precios de las materias primas alcancen máximos históricos. A “més a més” costes abusivos de los fletes, el desastre generado por la falta de chips y así un largo etcétera que nos precipitará al abismo si alguien no lo remedia.
Tras la primera reunión digital de las dos superpotencias, que están compitiendo por el liderazgo mundial, surgen dudas razonables sobre lo que verdaderamente pudiera estar pasando.
China ha demostrado al mundo su capacidad para implementar planes de futuro y hacerlos realidad y al contrario que en otras áreas del mundo sus dirigentes son los más preparados e inteligentes del país. Esto último es algo valorado, reconocido y sufrido hasta por sus mayores opositores.
Los portavoces del Gobierno chino han facilitado a los medios frases de Xi reveladoras: “El mundo es lo suficientemente grande para que Estados Unidos y China se desarrollen y cooperen en lugar de perseguir juegos de suma cero”; “Somos dos grandes barcos que navegan en el mar, y necesitamos agarrar el timón con fuerza para seguir adelante pese a los vientos y evitar chocar el uno contra el otro”; “En los próximos 50 años, el tema más importante para las relaciones internacionales es encontrar un camino adecuado para los lazos entre China y Estados Unidos”; “Los dos países tienen la obligación de mantener un orden internacional pacífico y estable”.
El resumen de la reunión por parte de los asesores de Biden fue claramente dirigido a la opinión pública americana, avanzar, evitar enfrentamientos a lo Trump, ese Gil con botos, botox y votos, un poquito de Taiwán, buen rollito diplomático, besos y abrazos.
Pero Joe Biden, en plena apocalipsis económica mundial de subidas de costes y restricciones de materiales, consiguió la aprobación del mayor plan de infraestructuras en 65 años. En total, ese país destinará 480.000 millones de euros de aquí a 2030, en carreteras, vías férreas, red eléctrica, acceso a banda ancha, y agua potable.
Desde que en 1956 el presidente republicano Eisenhower lanzó el Programa de Autopistas Interestatales, que por primera vez conectó a todo el país con carreteras dignas de tal nombre, EE UU no había visto un programa similar de gasto público.
Tanto ruido en el mundo comercial puede lograr que, encerrados en nuestras rutinas, no analicemos lo que pudiera ser un pacto chino-americano de presente y de futuro.
¿Pudiera ser que Poseidón y Zeus se estén repartiendo el cielo y la tierra y que Europa sea invisible como Hades y solo nos pertenezca el inframundo?
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