Y tú, ¿cómo construyes tu vida?
Creces, creces y te das cuenta de que pocas cosas merecen tu preocupación. Que nada es tan importante, ni nada para tan poco. Que lo que tiene solución se solucionará, y con lo que no, tendrás que aprender a vivir. Que, aunque a veces lo pienses, no eres el centro de mundo. Que cada cual combate sus batallas y que todas ellas merecen atención. Que nada importa más que sentirte bien y no dañar a los de tu alrededor. Que dormir confortablemente por las noches sabiendo que te esfuerzas por vivir la vida que siempre quisiste tiene un gran valor. Que todo pasa y que las cosas siempre siguen su cauce. Que disfrutar de los pequeños momentos y mantener una actitud positiva seguramente sea la clave de la felicidad. Que hay días buenos, días malos y otros que simplemente pasan. Y que, al final, ese día a día se convertirá en cada ladrillo de nuestra construcción más importante, nuestra propia existencia. Así que apura, lector, y despierta cada amanecer intentando que ese nuevo ladrillo sea el más brillante de todos. ¿Qué vas a cambiar mañana?
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