La libertad de ser
La sociedad es una moneda de dos caras. Una es muy vistosa, se enseña con orgullo y vela por la justicia, la igualdad y el respeto. La otra, en cambio, es muy oscura. En ella se esconde la cultura del odio: aquella que discrimina a la gente "diferente", como el colectivo LGTBI+. Motivada por una ideología que desprecia a los seres humanos, se manifiesta en violencia verbal y física, con la que muchos individuos deben lidiar. Dicha violencia ha llegado incluso a acabar con las vidas de personas que simplemente amaban a quienes querían amar, como sucedió con el trágico caso de Samuel, el joven gallego asesinado en La Coruña.
Pese a vivir en un país que empodera la libertad de expresión, el miedo infundido por los actos de odio resulta una gran barrera para el colectivo. Esto supone una aberración para los derechos humanos, ya que nadie debería sentirse superior a otro por su orientación sexual, ni tampoco cercenar ninguna vida. La realidad es que nadie tiene el derecho de limitar la libertad de ser de otra persona.
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