Des-humanización de Renfe
El pasado domingo tomo un tren de Madrid a Oviedo. El tren iba lleno, la calefacción a tope. A la hora de partir de Madrid comienzo a sentir muchísimo calor y falta de oxígeno, apenas puedo respirar, me mareo. Pienso que se debe a una bajada de tensión. Decido levantarme del asiento e ir a buscar al revisor para que me ayude y me facilite un sitio para tumbarme, me dé agua o líquidos con azúcar. A duras penas y tambaleándome cruzo un vagón y llego hasta el vagón de la cafetería. Allí estaba el revisor de charleta con el camarero. Prácticamente me tiro sobre la barra y le digo: "Por favor, ayúdame, me voy a desmayar, me encuentro muy mal". El revisor me mira de arriba abajo con desdén, imagino que pensó que estaba borracha. Le digo: "No bebí, me encuentro mal, no puedo respirar, necesito tumbarme". Me dice: "Pues no sé dónde se va a tumbar... si quiere túmbese ahí en el suelo pero sin bloquear el paso a los otros pasajeros". Me tiro (literalmente) en el suelo entre la entrada a la cafetería y la entrada a un vagón. El revisor y el camarero siguen de charleta y ni me ofrecen agua... como si yo no existiera. Les pido un poco de agua y me traen un vaso de plástico con tres dedos de agua que me pongo sobre la nuca. Ellos siguen con su historia, yo tirada en el suelo. Al poco tiempo aparece una chica a por el carrito de venta de bebidas y comida y me dice: "Por favor, quítese de ahí que tengo que sacar el carrito". Le digo: "Lo siento pero si me levanto me caigo, no me puedo levantar", y me responde: "Pues arrástrese hacia la esquina un momento". Me arrastro por el suelo, la chica saca el carro y se va, vuelvo al sitio anterior. El revisor se dirige a mí y me dice que si me encuentro mal puede avisar por megafonía a ver si hay algún doctor en el tren. Le respondo que solo necesito echarme, beber líquidos y respirar. Me quedo allí una media hora, en el suelo tirada. Cuando creo que me encuentro algo mejor y con fuerzas me levanto y vuelvo a mi asiento. Nadie viene a ver cómo estoy en todo el trayecto a Oviedo. A los dos días voy a la estación de Renfe en Oviedo para denunciar el mal trato y la falta de un protocolo para auxiliar a los viajeros. Me dicen que si quiero puedo cumplimentar un formulario. Les digo que mi intención no es pasarme una hora cumplimentando un formulario sino hablar con un responsable para que, por favor, cambien las cosas, activen un protocolo y formen a su personal en primeros auxilios. Insisten en que no puedo hablar con nadie y que, si quiero, cumplimente un formulario. Me voy... Si escribo esta carta no es para solicitar una indemnización ni nada por el estilo, sino para denunciar una falta de atención y socorro y esperar que cambien las cosas. Podía haberme dado un ictus y no hubieran hecho nada. Me pregunto si el revisor redactó un informe sobre el incidente y lo mandó a sus superiores, que no lo creo. Al día siguiente, una vez en casa y más tranquila, pensé en todo lo sucedido y lo lamentable de la situación: una persona que se encuentra mal pide auxilio y acaba tirada (literalmente) en el suelo de un vagón sin ninguna ayuda por parte de nadie. Lamentable... Me pregunto si no había un sitio para poder recostarme y recuperarme, si no podían haberme ofrecido líquidos, comida o una manta (porque estaba con escalofríos), si tan difícil era haberme atendido con un poco de humanidad...
Sinceramente, no espero nada de Renfe, solo que esto no le vuelva a suceder a nadie porque es inhumano.
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