Engaño y farsa sinvergüenza
En Gijón estamos muy contentos y satisfechos con nuestros gobernantes, local, comunitario y nacional, no solo con los que tenemos hoy, con los que tuvimos ayer y anteayer.
Estamos encantados con esa obra interminable que es la variante ferroviaria que permitirá que “algún día” pueda llegar la alta velocidad a Asturias, a Gijón. Desastre de obra, de previsión, de planificación.
Otro tanto pasa con la estación intermodal de Gijón. Llevan años mareándonos con la ubicación, después de ciento y un estudios, por lo que no tendremos estación a corto ni medio plazo. Con pasar la papeleta al Gobierno comunitario y al central por parte del local, todo está dicho y hecho. Con esta insigne e insípida alcaldesa que nos ha tocado, que cambia de idea de un día para otro con respecto a esa estación, que lo único que sabe hacer es andar de sarao en sarao, cambiar calles de nombre o implantar el “cascayu” para malograr el bello paseo del Muro de San Lorenzo, no vamos a ninguna parte. Eso sí, no se sabe cuándo trabaja de verdad. El Partido Socialista no sabía qué hacer con ella y nos la mandó para Gijón, en lugar de enviarla a su casa.
Otro que tal baila es el presidente del Gobierno de Asturias, que también para muy poco en su despacho para trabajar en serio. Este Gobierno ha descubierto ahora un nuevo sistema para engañar al ciudadano de a pie, al que creen tonto. “Vamos a hacer esto y lo otro y lo de más allá”. Un ejemplo puede ser la reparación de la cúpula de la iglesia de la Universidad Laboral de Gijón. Recuerdo que, en una visita de la asociación de antiguos alumnos de la UNI a la consejera de Cultura, cuando le hablamos del estado de esa cúpula nos dijo que no existía problema alguno, aunque a la semana siguiente la iglesia se cerró a las visitas y así lleva más de un año. Hacen una licitación para su reparación, presionados por la opinión pública, pero la dotan de presupuesto de obra ínfimo intencionadamente, por lo que, evidentemente, la licitación quedó desierta. Mas grave es lo que está pasando con la necesaria ampliación del Hospital de Cabueñes. Con un retraso de seis años se hace la correspondiente licitación para que cuanto antes se puedan iniciar las obras. Bueno, pues aplican el mismo sistema, el presupuesto no es de rigor y nadie presentó oferta. De desvergüenza, de engaño, es lo que nos están haciendo estos mandatarios que ni saben ni quieren. Eso sí, desde la Alcaldía de Gijón han solicitado una reunión con el Gobierno del Principado para tratar este grave asunto. ¡Pura farsa!, todo quedará en casa, como cuando el Gobierno comunitario reclama al central, ¡pura farsa!
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