La Asturias despoblada II
Las concentraciones parcelarias, algo muy importante en nuestra Asturias despoblada, son el auténtico estímulo para fijar población. El problema de los agricultores y ganaderos en Asturias, y en el resto de España, es que son receptores de fincas producto de sucesivas herencias y compraventas cuya extensión las hace poco productivas al tratarse de terrenos divididos y subdivididos, que hacen muy difícil su explotación.
La casería, lejos de ser el eje central de la economía familiar, aparece disgregada, sin entidad, incapaz de cumplir su función tradicional de servir de sustento a la familia campesina.
Además, en ocasiones, los títulos de propiedad son deficientes y dificultan las transacciones, los arrendamientos.
Muchas de las fincas carecen de una salida adecuada a camino público que, igualmente, complica su explotación.
Pues bien, frente a toda esta problemática, las concentraciones parcelarias se nos presentan como la gran solución, por cuanto que:
1.-Estructuran el terreno y hacen que las explotaciones resulten rentables y eficientes.
2.-Permiten verificar la titularidad de los terrenos.
3.- Rehabilitan y, en su caso, construyen los caminos de acceso a cada una de las fincas resultantes de la concentración.
4.- Dinamizan la zona en la que se practica.
Es cierto que, en ocasiones hay cierta reticencia inicial a desprenderse de las fincas heredadas por razones de apego sentimental e histórico, pero, al final se acaba cediendo ante las enormes ventajas que supone la concentración.
Otro problema fundamental es el acceso a internet, que se ha convertido en una necesidad insoslayable. Fijar población en el mundo rural sin garantizar un acceso seguro, cómodo y generalizado a internet es una utopía. Es urgente, por tanto, generalizar a todo el territorio asturiano el acceso a internet. No solo eso, es preciso, también, adiestrar a toda la población rural en el manejo de la informática.
En otro orden de cosas, nuestros montes asturianos encierran una riqueza inmensa. Además de los beneficios que reportan al medio ambiente, su adecuada explotación con plantaciones de especies productivas que reporten beneficios a los propietarios de los terrenos contribuiría también a fijar población, todo ello sin olvidar la utilización de la biomasa.
Actualmente está en explotación el 35 por ciento y fácilmente se puede alcanzar el 50 por ciento. Pinos, abetos, nogales, hayas... son especies de alto rendimiento. La pregunta que hay que formularse es ¿por qué el mercado del mueble está en Valencia cuando en esa comunidad no hay apenas árboles? La respuesta es clara: entre otras muchas cosas, en Asturias no sabemos rentabilizar nuestros propios recursos.
Un recurso, a tener en cuenta es el cultivo de los pequeños frutos, Kiwis, cultivo de flores y hortalizas ocupan también un lugar medular, vinculadas a los invernaderos. Las hortalizas, en concreto, se consumen en mercados locales y Asturias cuenta con la mayor ratio de supermercados de España.
Por último y, para finalizar, una fiscalidad reducida es imprescindible. Las medidas fiscales deben partir de una realidad innegable: vivir en la zona rural supone pagar un peaje de mayor desplazamiento y de menores servicios; establecer un IRPF diferenciado es obligado.
En fin, soluciones a los problemas de la Asturias despoblada hay muchos y variopintos, pero sin voluntad y decisión seguiremos despoblándola hasta que ya no quede nada.
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