A juicio por un chiste
El próximo lunes se celebrará en la Audiencia Provincial de Madrid el juicio contra el cómico David Sánchez, en el que tendrá que responder por un delito de odio contra las mujeres con síndrome de Down por un chiste que hizo en 2019.
Ese chiste puede costarle a David Sánchez una pena de un año y diez meses de prisión, más una multa de 3.000 euros.
David Sánchez hizo un chiste que puede gustar o no. Puede ser de más mal gusto o menos. Pero elevar un chiste a un problema de índole judicial deja en mucho peor lugar a la sociedad que lo denuncia que al autor del chiste y su contenido.
Tengo 43 años, y en mi vida he escuchado y contado múltiples chistes en los que algún colectivo es vilipendiado. Muchos cómicos, durante toda su vida, han explicado chistes de estos colectivos. Juzgar esos chistes con los ojos de la sociedad actual es un error de cálculo que afecta claramente a la represión y a la libertad de expresión.
El humor es cultura, nos guste o no. Si solo podemos aceptar el humor blanco, el humor inerte, no tendremos herramientas críticas masivas. Una sociedad que acepta reírse de sí misma es una sociedad madura.
Lo peor de todo es que desde las instituciones recibimos cada vez más mensajes mucho más ofensivos que el que incluía David Sánchez en su chiste. Pero no hay juicios al respecto. Supongo que condenar un chiste es más fácil que condenar toda una política de represión y de libertades coartadas.
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