Las leyes justas no discriminan
Mientras Víctor Manuel dice en LA NUEVA ESPAÑA aquello de que “solo cuatro zumbaos discuten la eficacia de las vacunas. Yo, cuando me pusieron la segunda dosis, salí dando saltinos de felicidad”, un discreto orbayu marca el inicio de lo que ha de ser una gran ciclogénesis explosiva de cientos de miles de reclamaciones.
En el Tribunal Superior de la India, un país soberano con mil cuatrocientos millones de habitantes, donde la vacunación bajo engaño, por la fuerza o coacción, o poniendo ciertas condiciones asfixiantes (¿les suena?), es un delito civil y criminal, se ha presentado el “primer caso de asesinato por vacuna” del mundo contra Bill Gates, su socio, Adar Poonawalla, y otros funcionarios y líderes gubernamentales involucrados.
Es interesante conocer la motivación de esta querella en un momento en que unos y otros se la juegan al “todo o nada”, donde los partidarios de cambiar el bimilenario lema cristiano de “amaos los unos a los otros”, por un prometedor y otoñal “matémonos los unos a los otros”, totalitarios e intolerantes con la libertad del prójimo, ignorantes de que en los países democráticos del mundo, desde hace tiempo, la ley de la selva no tiene razón de ser, porque para bien o para mal, que de todo hay, nos regimos por la LEY, con mayúsculas.
La querella está motivada en el joven de 23 años que perdió la vida después de inyectarse la vacuna Covishield (AstraZeneca), acción que realizó creyendo en la falsa narrativa, replicada por los voceros oficiales, de que “la vacuna es completamente segura”, y también debido al requisito de cumplimiento establecido por los Ferrocarriles de que “solo se permitiría viajar a las personas doblemente vacunadas”. Entienden los querellantes que por parte del finado ha habido un consentimiento a la vacunación basado en la ocultación y el engaño (“las vacunas son completamente seguras”), y ha habido coacción (exigencia de doble vacunación para poder viajar), con resultado de muerte.
A partir de ahora, con o sin confinamiento por ómicron, nos sentaremos a la puerta de casa para ver pasar el... jinete misterioso del caballo blanco y los otros tres (negro, rojo y bayo) que anuncia la Biblia.
Protestas masivas con personas armadas y cabreadas deambulando por cualquier sitio amenazan con convertirse en disturbios, que luego conducirán a revoluciones que harán caer gobiernos. No defiendo ni tolero la violencia, pero va a suceder. Ya está sucediendo.
“Nosotros también, nacidos para la libertad y creyendo en la libertad, estamos dispuestos a luchar para mantener la libertad. Nosotros, y todos los que creen tan profundamente como nosotros, preferimos morir de pie que vivir de rodillas”. Franklin D. Roosevelt.
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