Aún podemos ser una tierra de oportunidades
Vivimos tiempos convulsos para todos los sectores. Los conflictos con el transporte de materias primas importadas, la inflación galopante y el temor a lo que vendrá hacen que vivamos en un limbo de futuro incierto. Estas empinadas escalas de costes son muy peligrosas, sobre todo, para el que se queda atrás, para el que ve reducida su capacidad de compra y depreciados sus ahorros. El dinero es únicamente lo que podemos comprar con él. Hoy puede ser mucho y mañana poco sin haber movido un céntimo.
Estas circunstancias nos atañen a todos, pero hay sectores más vulnerables que otros. En Asturias todos nos beneficiamos de la riqueza paisajística, una garantía de calidad en todos los ámbitos. Este marco incomparable tiene sus propios guardianes: los empresarios del sector primario. Como cualquier empresario, necesitan poder trabajar con una escala de costes asumible, más aún si el precio de venta les viene impuesto. Desde las administraciones se les intenta contentar año tras año con ayudas a la subsistencia, sin luchar con acierto para paliar la estructura deficiente de los negocios, que no es otra que ingresos menos gastos.
Soy del suroccidente asturiano, zona eminentemente rural, despoblada y con unas infraestructuras en estado precario... ya ven, un caldo de cultivo idóneo para el desarrollo económico. La mayoría de mis compañeros de Facultad ya no viven aquí, han cruzado el Negrón en busca de oportunidades. Los que apostamos por esto vemos cómo la fuga de cerebros es imparable, las mentes formadas en Asturias se van a crear riqueza allá donde sean bien recibidas. La población envejece y los que queremos luchar por nuestra tierra necesitamos a los colegas que ya han tenido que partir.
A pesar de todo lo expuesto, este no es un alegato derrotista, todo lo contrario. Creo profundamente en las oportunidades que pueden ofrecer esta tierra y sus gentes, por eso apuesto por ella, y por eso decidí quedarme y emprender aquí. Eso sí, necesitamos formación, necesitamos que las decisiones sean tomadas por expertos en la batalla que les atañe. Más ayudas al emprendimiento, a la conversión... y sobre todo, a saber venderse. En definitiva, menos peces y más cañas.
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