Hablar en bable es la leche
Me encanta Asturias, su paisaje y su paisanaje; también lo digo en bable: préstame pola vida, porque ye natural soltar palabras de ese dialecto del latín que se formó en el Reino asturleonés y que, a través de los siglos y por la difícil orografía asturiana, sus palabras tienen muchas variantes; por ejemplo, la leche, que según la zona de Asturias, se dice: lleche, llechi, lleiche, lleichi, lleite, cheite, lleitsi, lliche, llichi, yeche, yeichi, chiche..., falta la “chicha” que me daba mi padre cuando ordeñaba las vacas, allá por los años 50, en una aldea del concejo de Lena. Por cierto, decíamos “buscar”, no el “catar” de la llingua.
Es lógico proteger todo bien cultural, pero imponer la cooficialidad a una sociedad que no lo pide, que está diezmada, precisamente, por esa izquierda que exige sumisión, es insultante. Saben que la juventud asturiana lleva décadas marchando debido a la política progre del “pan pa hoy, fame pa mañana”, aplicada desde la reconversión industrial hasta nuestros días en que, en un páramo industrial, hay una regasificadora, minas y centrales térmicas cerradas, dejándonos a dos velas cuando más cara está la energía eléctrica, pasando las desdichas de la carestía de la vida. Es estúpido quitar buenos puestos de trabajo y dejar de producir una energía que se exportaba a Marruecos y que ahora se trae de allí, producida contaminando más y sin pagar por emitir CO2. En cambio, en Alemania usan el carbón y en Francia construyen nuevas centrales nucleares. Pero, aquí, los “progresistas” legislan bajo delirios ideológicos y, en vez de crear trabajo, crean chollos como la oficialidá, y el Sr. Barbón en vez de apoyar a los autónomos, va a al pozo de Funeres a honrar, puño en alto, a 9 comunistas allí arrojados; sin embargo, tapan el terror rojo: solo en los 15 días de la Revolución de Asturias, golpistas del PSOE asesinaron a más de mil personas, de ellos 33 religiosos.
Qué se puede esperar de los que protegen más al lobo que al ganado, que multan por matar a un bicho protegido mientras costean el aborto. Con esa coherencia, ¿es creíble el Sr. Barbón cuando habla de cooficialidad amable? Hoy día, el español (el segundo idioma más importante del mundo) es perseguido en buena parte de España por felones muy amables. Es de miserables crear barreras entre españoles mientras derriban fronteras permitiendo la invasión africana. Hicieron falta ocho siglos de gloriosa Reconquista para salvar a Europa y ahora los socialistas, unidos a los islamistas por el odio común al cristianismo, allanan el camino a la barbarie. De la cuna de España ya solo queda una guarida de rojos que, sirviendo a la tiranía globalista, nos pastorean como a “uviyinas” (tampoco decíamos ninguna de las 17 variantes para oveja de la llingua, sino la uviyina que contemplaba de niño).
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