Yo no soy feminista, soy igualista
Benditos sean aquellos que, por no querer ser, se inventan hasta sus propios conceptos, como si miembros de la RAE se trataran. No los verás buscar el porqué de esa palabra tan malsonante a sus oídos, simplemente se quedarán en esas cuatro paredes que llaman pensamiento: sin ventanas, sin puertas, sin un rayito de luz.
Yo, como mujer, y sobre todo persona, me siento ofendida cuando me sueltan eso de “yo no soy feminista; creo en la igualdad”.
Efectivamente, ese “-ismo” en femenino se debe a la suma de toda la resta que el patriarcado ha cultivado en nuestra sociedad. Un jaque mate al machismo. Significa el equilibrio en la balanza y un “échame un poquito más, por favor, que nos quedamos cortos”.
No digo que los hombres sean malos... ¡Claro que no! Este movimiento existe porque la diferencia de privilegios y violencia entre hombres y mujeres, en muchas ocasiones, es desorbitante. Nosotras lo que queremos es luchar contra ello de la mano.
Por eso ser feminista no entiende de géneros. Ni tan siquiera depende de las bases de tu educación, porque, por suerte, en el primer mundo todos tenemos acceso a la información. No hay excusas.
Porque la igualdad nace desde el amor, y saber amar bien a una mujer siempre será de feministas.
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