Donde aprendí lo que era el salario emocional
Llevo más de veinte años trabajando como limpiadora. Unas veces contratada por empresas de limpieza “normales”, otras por empresas de limpieza que emplean a personas con discapacidad y otras contratada directamente por los lugares en los que limpio.
Creo (así me lo han hecho saber varias veces) que no se me caen los anillos al trabajar, que he hecho horas y trabajo de más sin pedir nada a cambio... no soy perfecta, pero pongo todo mi empeño en hacerlo lo mejor posible. Hasta este año nunca disfruté de fiestas locales, días de asuntos propios/permisos, horas de médico, etcétera. Era una elección mía por un motivo: trabajé muchos años en una empresa en la que todos los días me pagaban mucho “salario emocional”.
Sí, antes de que este término cobrase importancia en el mercado laboral ya lo conocí a través de ellos.
En esa empresa de logística y transporte me hacían sentir tan importante y necesaria como los operadores de tráfico, se interesaban de verdad por mi estado psicológico y físico, etc. Me lo ponían realmente fácil para motivarme y así yo trabajar a gusto y mejor.
Lamentablemente tuve que dejar de trabajar allí porque su nueva ubicación me quedaba lejos y de complicado acceso por mala comunicación de transporte público (no tengo carné de conducir).
Me acuerdo mucho de ellos, de cómo era yo trabajando, ahora que veo en lo que me estoy convirtiendo: una empleada quemada que ha decidido de aquí en adelante hacer lo justo, gastar hasta la última hora de permiso remunerado, no recuperar el día que tenga que ir al médico y cumplir mi horario a rajatabla.
Hay trabajadores vagos e ineficaces porque lo son por su naturaleza, pero hay otros que se convierten y las empresas deberían preguntarse por qué. Los trabajadores son tan importantes como el producto que venden, porque son estos los que lo hacen posible y lo venden de forma directa.
Menos cestas de Navidad y más “salario emocional”, menos reportajes diciendo la inserción de cuantísimos trabajadores con discapacidad han logrado y más cuidarlos, no solo somos descuentos en la Seguridad Social.
Gracias, Guttrans, por esos años de motivación.
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