Tomadura de pelo
El 25 de agosto pasado recibí una llamada de Movistar haciéndome una oferta: como llevo varios años de abonado a Telefónica y conectado a Internet, para premiarme la fidelidad, por el precio de la última factura que pagué, 87 euros, me ofrecieron tarifa plana a fijos nacionales, 500 minutos al mes libres los fines de semana para llamar a móviles, 60 minutos al mes de lunes a viernes para llamar a móviles y la promoción «Imagenio», que incluye todos los canales de Digital +: canales deportivos, incluidos Gol Televisión con tres partidos de Liga los fines de semana y dos de Champions-League; y canales generalistas que incluyen autonómicos e internacionales.
Acepté y me dijeron que pasaría un mecánico a instalarme los aparatos, avisándome previamente por teléfono y dándome el número 1004 para hacer reclamaciones. Al pedirle al que me telefoneó que me enviaran la oferta por escrito, me dijo que ellos lo hacían de viva voz y eran de palabra.
El 2 de septiembre se presentó un mecánico en mi casa, pero no pudo instalar el «Imagenio». Volvió al día siguiente, viernes, y tampoco. Quedó en volver el lunes siguiente, 6 de septiembre y no se presentó ni llamó.
El 7 de septiembre telefoneé al 1004 y me dieron buenas palabras, pero sin efecto. Dado que el 8 era fiesta en Asturias, volví a llamar al 1004 el día 9, a las 16.10, y hablé con Alberto Guerrero Ramos, que me dijo que se solucionaría de inmediato. A las 17.45 volví a telefonear al 1004 y esta vez se puso Fernando Calizayo, que volvió a darme buenas palabras y me indicó que llamara al 1002. En este número me atendió Gustavo Castellano, que me manifestó que se trataba de averías, por lo que no podía atenderme mientras no estuviera instalado el «Imagenio». Volví a telefonear al 1004 hacia las 20,45 y se puso Abel Herrera, que me tuvo más de media hora al teléfono pidiéndome disculpas y paciencia, mientras él, supuestamente, «hacía gestiones». Al final, de nuevo buenas palabras, asegurando que antes de 48 horas tendría el problema solucionado.
Pasaron, no 48, sino 90 horas, y, por fin el martes 14 de septiembre se presentó el mecánico que había venido el 2 y el 3 y que había quedado en volver el lunes 6, para comunicarme que no era posible la instalación, debido a que la señal llegaba débil, dada la distancia desde la central de teléfonos, por lo que venía a recoger los aparatos. «¿Por qué no me llamó usted?», le pregunté. «Es que hasta hoy no me dijeron que no llegaba suficiente señal».
Me sentí como en «El proceso», de Franz Kafka. Cada vez que telefoneaba al 1004, había un «palabrero» que lo único que pretendía era engañarme y dar largas al asunto, sin ofrecer ninguna solución.
Un consejo leal: Si les llaman de Movistar, corten sin más la comunicación, pues se exponen a una tomadura de pelo o a un timo.
Alberto Torga y Llamedo
Sacerdote jubilado, Nava
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