Compañeros de trabajo en redes sociales
Mira que me lo habían avisado, pero como suele pasar, uno no aprende hasta que no lo vive. Pongámonos en contexto: las redes sociales son un escaparate perfecto donde compartir buenos momentos, viajes, comidas, experiencias y, resumiendo mucho, todo lo bueno que podemos mostrar a conocidos y no tan conocidos. Hasta aquí, todo bien.
El problema viene cuando parece que debes pedir perdón por disfrutar de esas cosas que tú tan inocentemente has decidido compartir. De repente, llegas al trabajo y ya te sueltan ese comentario: “Qué bien vives, eh. ¿Cenas fuera todas las semanas, o qué?”. Y tú piensas: ¿y a este qué le importa?
Aunque esto no es nada, porque también deberás justificarte cuando no tengas dinero para participar en el regalo del jefe, pero te vayas de vacaciones a las Maldivas. O por esa vez que te quedaste en casa porque te encontrabas mal y, sin embargo, tuviste fuerzas para comerte del tirón una serie en Netflix.
¿Solución? Hay que cortar por lo sano. Cuanto menos sepan de ti, mejor. Vivirás más tranquilo y no te llevarás el trabajo a todas partes.
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