Salud mental y la importancia que se le da
Hace unos días una amiga compartía su necesidad de hablar con alguien sobre lo que le está sucediendo. Ella es consciente de que está mal y no sabe por qué. Así que la animé a que buscara la ayuda de un profesional que la orientara a buscar un especialista que le ayude con su problema. "Ya lo he hecho", me dice. "Fui de urgencias al hospital con sudores fríos, dolor muy fuerte en el pecho y una preocupación desmesurada porque sentía que me moría". Pensé, por experiencia propia, que se trataba de un ataque de ansiedad. Pero el médico que la atendió no le prestó atención y le dijo que respirara contando hasta 10 y se fuera a dormir, que no era nada grave y que ellos solo estaban allí para atender urgencias reales. Mi amiga salió llorando y aún más preocupada que al principio. A la semana volvió, pero esta vez con una cita concertada con su médico de cabecera. Le dijo que era estrés acumulado y que si le tramitaba la baja por unos días para que pudiera descansar. Ella le dijo que lo que quería era un especialista. Así que le hizo una petición para el psiquiatra. La visita está programada para el 22 de junio de 2022. Sí, más de seis meses.
Todo esto me lleva a pensar en todo lo que se tiene que mejorar en el campo del cuidado integral de la salud. Si te rompes una pierna es evidente que estás mal, pero si sufres depresión, ansiedad, estrés crónico y/o insomnio, ¿no estás tan mal porque no hay signos físicos de ello? No puede ser que alguien que pida ayuda no la reciba porque no es evidente que la necesite. Se nos olvida que no somos robots, que somos seres con emociones, problemas, enfermedades y acontecimientos que requieren herramientas para saber gestionar las situaciones y eso, por desgracia, no nos lo enseñan en la escuela.
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