El Camino Primitivo de LA NUEVA ESPAÑA
Siempre que visitas una exposición de la índole que sea, como primera impresión, cuando tratas de recopilar el fruto de la muestra, te quedas con un regusto interior de vivencias y sensaciones en que se conjuga lo estético con lo pedagógico. Te parece que es la mejor muestra que has visto y que el conjunto de lo que se te ofrece en las diferentes salas está presentado de modo insuperable, como es el presente caso en relación al “Camino Primitivo. Oviedo”.
Tal te parece y tal te resulta como lo más logrado, cuando, como en el presente caso, la exposición tiene por comisaria a María Álvarez Fernández, profesora titular de Historia Medieval de la Universidad de Oviedo, óptimamente empapada de las sapiencias que convergen en el Camino Primitivo, y por diseñador a Jesús Díaz Cubete, cuyo bien hacer se halla más que probado en sus frecuente actuaciones, cuando resultan estar como flotando en el proceso de exhibición nombres como el de Gabino Busto, el de Isabel Ruiz de la Peña, el de Raquel Alonso, el de Lorenzo Arias Páramo, el de María Josefa Sanz Fuentes y el de Cherna Hevia, canónigo de la Catedral, que contribuyen a dar realce al programa didáctico pedagógico de la Exposición.
Al final de la visita, los cientos de espectadores que han ido recorriendo los pasos de la exposición hemos sido invitados a dejar el juicio que nos merece tan singular muestra, de acuerdo con los parámetros que nos han ido ofreciendo los organizadores de LA NUEVA ESPAÑA, que quedan acreditados de bien hacer en lo que a todos los partícipes en el montaje y en la redacción se refiere.
Sumario: Una visión que invita a peregrinar al Apóstol desde el Salvador de Oviedo
Destacado: Un Oviedo novedoso ha sido excepcionalmente reproducido, cerrado y redondo, un Oviedo con su muralla, que confiere intimidad de cercanías
La incomodidad de escribir de pie, sin posibilidad de hacer una redacción adecuada, es lo que, en mi caso, vuelto a casa y sentado con más posibilidades de hacer una pequeña redacción de comentario, me haya dejado empujar y llevar por la inclinación de escribir mi juicio, en el sentido más positivo sobre la sugerencia que me trae el encuentro con ese Camino Primitivo, que LA NUEVA ESPAÑA nos ha servido como en bandeja de plata, para deleite de los sentidos y de la mente y el corazón.
Un Oviedo novedoso, un Oviedo, excepcionalmente reproducido, cerrado y redondo, un Oviedo con su muralla, que confiere intimidad de cercanías, próximo a los ámbitos de lo religioso, de lo civil y social, de lo económico y vivencial de cada día, de fuentes y de parcos monumentos y de casuchas de pobreza y necesidad. Un Oviedo de una Cámara Santa en la que se custodian las Santas Reliquias, venidas del Monsacro, que los peregrinos quizá han visitado ya en singular peregrinaje antes de emprender el “Camino Primitivo”, y antes de llevar adelante las estaciones del Camino Primitivo, grupos de peregrinos, todos comprometidos con idénticas promesas, con similares inquietudes, con búsquedas de equipación en peregrinar de encuentro de gracia y de perdón e indulgencias sinnúmero. Después de haberse encontrado con el Salvador en la ciudad que, por el número y calidad de las Santas Reliquias, tuvo el privilegio de nombrarse “Sancta Ovetensis”, en cuando a su hermosa Catedral.
Concluyo, después de ese emprender el “Camino Primitivo”, que, como el segundo de los Alfonsos astures reyes encaminó sus pasos para venerar las Reliquias del siervo, después de hacer patencia de la adoración al Señor.
Enhorabuena a LA NUEVA ESPAÑA. Enhorabuena, María y todos tus colaboradores.
Si me preguntas cómo se hacen bien las cosas, te diré por toda respuesta: haciéndolas, como siempre las hace, es decir, bien, como en el presente lo has hecho con este “Camino Primitivo. Oviedo”.
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