Trabajo volátil
El otro día, durante una visita a una de las joyas arquitectónicas de mi tierra, ocurrió algo bastante curioso. Al llegar a una de las zonas más emblemáticas, nos encontramos con una parte que estaba restaurada y otra sin restaurar. Hasta ahí, todo normal.
Azulejos que habían sido creados hace casi siete siglos, enfrentados a azulejos recién colocados hace dos años. ¿Cuál fue la sorpresa para todos? El estado de deterioro de los azulejos nuevos se acercaba al estado de los antiguos. Lo mismo ocurría con los techos. Techos elaborados artesanalmente, sin contar con apenas medios para su construcción, que se encontraban en mejor estado de conservación que aquellos que habían sido restaurados.
Ante esta tesitura, ¿cuál fue la respuesta de la guía? El concepto del trabajo (y de la vida) ha cambiado con el paso de los años. En sus propias palabras, ahora se trabaja para el momento y antes, para la eternidad. Algo que no por sorprendente deja de ser cierto. Un concepto de trabajo que ha pasado de poder dejar huella en la humanidad... a poder echar cuentas a fin de mes.
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