Las bellas historias de Illas
Hace ya unos 14 años conocí en La Peral (Illas) a Basilio González Cuervo. En su honda tristeza veía que solo le sostenía la seguridad de que su mujer, María de los Ángeles, entonces en coma, sería atendida por su hijo y su nuera en Avilés. Esta seguridad lo sostuvo durante los tres últimos años de su vida.
María de los Ángeles ha fallecido hace unos días en Avilés, después de ser atendida y cuidada en el hogar durante doce años por los suyos. Y el ejemplo de su hijo Juan Jacinto y de su mujer, no solo a mí, también sobrecogió a todo el pueblo de Illas.
Vivimos en una época en la que nos entretienen en exceso muchas cuestiones debatidas, tantos manifiestos proclamados o tantas alternativas más o menos racionales. Todo ello puede merecer la pena. Pero yo ya soy mayor y me paro, sobre todo, a pensar lo que me enseñaron ya hace años: "La letra mata, es el espíritu quien da vida". En un mundo tan falto de valores humanos, espero nunca olvidar el ejemplo de esta noble familia. También para mí lo importante será poder morir confiado a las manos de mi gente más querida.
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