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Así es el casquismo, así son los casquistas

19 de Septiembre del 2010 - Francisco Joaquín Fernández Díaz (xxx)

Leo con profunda indignación el panfleto, o más bien, la amenaza, que lanzaba el sábado un tal José Manuel Fernández contra La Nueva España (“Quema pública de 200 ejemplares de La Nueva España”) en esta misma sección del diario, y no me puedo resistir a enviarle esta carta, no tanto para defender a La Nueva España, que no lo necesita –y menos ante una maniobra tan burda e inconsistente– como para dejar al descubierto la verdadera razón de ser de este grupo de personas que amparan bajo el paraguas de Cascos su afán revanchista, su ira, su visión política trasnochada y fascista, sus métodos incalificables (más propios de la Camorra que de un partido político) y su falta de más idea u opción que el amor ciego al líder, al salvador.

Antes de seguir una precisión: cuando hablo de casquistas, me refiero no a los simpatizantes de a pie, por los que tengo un gran respeto, sino a ese pequeño grupo de personas que permanecen enquistadas en el partido en estado de hibernación permanente a la espera de nuevos y más lustrosos tiempos para ellos y que utilizan el «casquismo» como un medio de supervivencia.

Así es el «casquismo» y así son los «casquistas» interesados que lo proclaman. No hay mejor radiografía que esta carta de un señor al que tengo el gusto de no haber conocido en mis muchos años de militancia en el PP. No le conozco a él ni ninguna aportación política que lleve su firma, por lo que deduzco que ni ha tenido ni tiene relevancia alguna como militante ni, mucho menos, un mínimo peso político en la organización. Es un anónimo más de los muchos que en los últimos meses han desatado el culto al «Salvador» de la patria; un culto que se ve claramente que rezuma odio, que rezuma venganza, crispación, división y confrontación tras más de ocho años de fermentación en las catacumbas en las que no tuvieron más remedio que refugiarse después de la gran obra del señor Cascos antes de su retirada: quebrar el PP de Asturias, dividirlo, destrozarlo, con su enfrentamiento personal con Sergio Marqués.

No me cabe ninguna duda de que esa carta responde fiel y textualmente a la filosofía del «Salvador». Cualquiera que la lea identificará claramente su «mano», su visión de la vida y su alternativa política. No sé cuál de sus prohombres en Asturias la ha dictado porque todos son iguales, todos tienen la misma inclinación a la división, el mismo concepto corto y maniqueo de la vida, y todos usan los mismos métodos: en este caso, la amenaza; hace algunas semanas, los anónimos a todos los militantes tras robar los ficheros del partido (¡fíjense qué buen modelo político a seguir!); diariamente a través de internet, con su estilo patibulario y maderero («Él (el Salvador) vendrá –aseguran en internet– con una motosierra para cortar cabezas….»)… Es el estilo del «casquismo» interesado. Lo digo rotundamente, porque si no fuera así, Él, en su supuesto intento de Segunda Venida, ya habría cortado públicamente estos despropósitos: habría pedido perdón públicamente a La Nueva España por esta carta, mostraría su oposición a intentar volver con estos «embajadores», con estas personas como portavoces; rechazaría sin dejar lugar a ninguna duda todos los métodos que utilizan, y rechazaría someterse al ridículo de tanto homenaje comprado y, cómo no, a ese proceso de subasta que es la recogida de firmas que más que a un líder político lo que avala es a un visionario sin ejército regular, sin partido, sin programa, sin ideas y con mucho (demasiado) pasado lleno de damnificados. Un proceso muy peligroso porque claramente persigue, de nuevo, la división: «Quienes apoyamos a Cascos no nos vamos a rendir fácilmente en Asturias sea en el PP o donde proceda», confiesa, sin ningún rubor, en su carta José Manuel Fernández….

Si el futuro de Asturias pasa por esta gente, más nos valdría cerrar la región. Si el futuro de Asturias pasa por recuperar a los que rompieron el PP de Asturias con su soberbia y prepotencia, más nos valdría renunciar al futuro. Si el futuro de Asturias pasa por encumbrar a quienes proponen quemar periódicos y a quienes los alientan en tan cretina aspiración, más nos valdría salir pitando de esta tierra para no volver a los tiempos que ellos añoran y que la inmensa mayoría de los asturianos, afortunadamente, ya hemos superado. Si el futuro de Asturias depende de quienes entienden la política como una guerra de guerrillas en la que todo vale, más nos valdría a la mayoría de militantes del PP de Asturias refundar el partido.

Afortunadamente, estos señores no se representan ni a sí mismos. Funcionan como una secta y ofrecen su culto a «El Salvador»; los tenemos que sufrir, pero ése será únicamente su triunfo: que los padezcamos hasta que, al final, se imponga la razón y se elija a un candidato/a que realmente represente al PP de Asturias y, por lo mismo, pueda representar las aspiraciones y los deseos de todos los asturianos. Son tan ciegos, están tan coaccionados por el temperamento y los métodos del pasado, que no se dan cuenta de que son un anacronismo: nunca podrán representar a los asturianos porque por su historia y por sus métodos pertenecen al pasado.

En el fondo es un ejército de mercenarios derrotados. Nunca han ganado una batalla, nunca han ganado una elección, aunque fuera en su entorno más cercano; su única razón de ser es pertenecer a una casta que, por vieja y caduca, ya puede someterse a la deformación de la memoria pintando en rosa actuaciones que fueron negras. Utilizan la amenaza, el insulto y la coacción para suplir su nula representación. Cuando su «Salvador» mandaba, lo importante era el partido, porque desde él podían hacer lo que les venía en gana; ahora que el partido ha tomado otro rumbo, lo importante es la «revolución», su «revolución», para poder aspirar a seguir hibernando.

Lo único que están consiguiendo es que, al final, rechazar el «casquismo» que ellos preconizan va a ser una cruzada salvadora para toda Asturias y para todos los asturianos de bien; y ese rechazo va ser el mejor aval para el nuevo candidato/a del PP: su primera victoria para demostrar que, realmente, ofrece algo nuevo y mejor para esta tierra y para todos los que creemos en la democracia y en el futuro.

Francisco Joaquín Fernández Díaz, presidente del PP San Martín del Rey Aurelio

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