Ómicron pone las cosas en su sitio
¿Se acuerda usted de las manifestaciones de la ultraderecha, la misma ultraderecha que venera todavía al dictador Franco, en el barrio de Salamanca de Madrid y con caravanas de coches y banderas por toda España al grito de libertad? ¿Se acuerda usted de la libertad de las cañas de Ayuso? Pues bien, hay veces que el tiempo, ese juez insobornable, pone a cada uno en su sitio, pero en esta ocasión va a ser el tiempo y la nueva variante ómicron. La nueva cepa es extraordinariamente contagiosa y expertos sanitarios de los EE UU dicen que en su país los contagios podrían llegar a un millón de casos diarios. La OMS alerta también de que ómicron puede ser hasta 100 veces más contagiosa que la ya muy contagiosa variante delta. El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, manifestó el 20 de diciembre en rueda de prensa en Ginebra: "Todos estamos hartos de esta pandemia, todos queremos pasar más tiempo con la familia y con los amigos, todos queremos volver a la normalidad, ese es el peligro". En algunos países los contagios se han disparado tanto y en tan poco tiempo que no les ha quedado otra que tomar medidas radicales, las medidas que ya conocimos en las primeras olas, para intentar evitar la saturación de los hospitales y de las UCI. Los muertos también han empezado a aumentar y si no hay tantos como en las primeras olas se debe única y exclusivamente a que una gran parte de la población está vacunada. El líder de la ultraderecha española, Santiago Abascal, se niega a decir si se ha vacunado. Por supuesto que Abascal se ha vacunado, pero no quiere decirlo porque la ultraderecha, en España y en todas partes, aunque oficialmente no se declara antivacunas, sí utiliza la crítica a las vacunas en sus medios afines, en las redes sociales y en la calle como ariete político contra el sistema. Macarena Olona, la diputada de Vox a la que el otro día Yolanda Díaz puso fina filipina en el Congreso de los Diputados y la más que probable candidata de la formación ultraderechista a las elecciones andaluzas, presentó un recurso de amparo al Tribunal Constitucional contra el estado de alarma que el TC rechazó argumentando que "la vía del recurso de amparo no procede contra una norma que tiene valor de ley". Vox siguió insistiendo y finalmente el TC admitió a trámite la demanda interpuesta contra el estado de alarma, un estado de alarma, en el colmo de la contradicción, que la formación de Abascal había apoyado en el Congreso de los Diputados el 14 de marzo de 2020. En julio de este año, el TC dio la razón a Vox y sentenció que el estado de alarma no era el instrumento jurídico constitucional que se debió aplicar para limitar derechos y libertades que consagra nuestra Carta Magna, que había que haber aplicado el estado de excepción. ¿Se imagina usted lo que hubieran dicho la derecha y la ultraderecha si el Gobierno "socialcomunista" decreta el estado de excepción? A pesar de que la sentencia del Constitucional no tiene nada que ver con las intenciones de Vox de poner en cuestión la limitación de libertades y movimientos, porque el estado de excepción permite tomar medidas aún más radicales, Abascal se apuntó el tanto y cargó, no solo contra el Gobierno, también contra todas las demás fuerzas políticas representadas el el Parlamento, a las que acusó de "seguidistas". Llegados a este punto, cuando la pandemia está disparada, Países Bajos decreta otra vez el confinamiento y la Generalitat pide el toque de queda y sabiendo que no es posible una ley de Pandemias de rango superior a los instrumentos que ya contempla la Constitución para situaciones de emergencia que permita limitar derechos y libertades constitucionales, vamos a ver cuáles son las nuevas ocurrencias de la señora de la libertad de las cañas y del que ha utilizado muy groseramente la pandemia para sus aviesas intenciones. El Gobierno no va a echar mano del estado de excepción hasta que los que gritaban ¡libertad! se lo pidan de rodillas y se cuezan en su propia salsa y mientras tanto los ciudadanos pagaremos las consecuencias de las fechorías de los impresentables al tiempo que se vuelven a ciscar en los profesionales de la medicina, a los que ya han eliminado, otra vez, las vacaciones y tendrán que volver a enlazar no se sabe cuántos turnos para salvarnos, también para salvar a los de Vox.
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