En el limbo por Navidad
Un día antes de Nochebuena me encuentro en un limbo. Después de llevar meses cumpliendo a rajatabla las normas y de ir mucho más allá sin entrar en bares ni quedar con amigos más que para pasear, mañana pasaré la Nochebuena mano a mano con mi bebé de dos meses porque no sé si estamos contagiadas. El viernes 17 mi marido se realiza PCR, muy mal día claro. Hasta el lunes no sabemos resultado: positivo. Él se aísla pero hasta el martes no nos llama una rastreadora que me dice que me gestiona dos PCR para mí (día 22 y 27) y dos para mi hija (día 22 y 30), que me llegará la citación con la hora el mismo día y que, mientras, yo puedo salir pero ella tiene que hacer cuarentena. Se lo comento a la pequeña pero no acaba de entender lo de gestionarse sola. Mi padre, previsor él y aislado junto a mi madre y hermano también por ser positivos, me pide citas a través del maravilloso portal online y se las dan para el día 23. El día 22 no recibo ninguna cita de las prometidas por la rastreadora y desde el SAMU me dicen que me olvide, que los rastreadores están diciendo eso pero no gestionando.
El día 23 voy con mi hija a la cita pedida online media hora antes, por las colas, al autocovid de Gijón. Tardan en avanzar los coches y ya me voy temiendo lo peor (mientras intento consolar, limpiar vómitos y poner chupete a la pequeña después de casi una hora en el coche), no me había llegado sms de confirmación y parece que hay problemas. Efectivamente, no estamos en la lista, que vaya a Cabueñes a reclamar.
Consigo cita para el día 24 a las 19.12h. Seguramente hasta el lunes no tendré el resultado, casi cuando acaben los 10 días desde que he tenido contacto con nadie.
Así que, como me considero una persona responsable, pasaré la Nochebuena en el salón con mi hija, con mi marido encerrado al final del pasillo. Sin poder abrazar a mi madre, exactamente un mes después de que falleciera mi abuela, por miedo a que ella nos pueda contagiar si no lo estamos ya. Ni pasar la noche con mi suegra y cuñados por miedo a poder contagiarles yo. Y con mascarilla, porque no sé si estoy contagiada y mi bebé no.
Un mes llevan avisando de que se avecinaba una súper ola y no han sido capaces de pasar de ahí, de avisar, sin prepararse y sin poner orden en un sistema que no funciona. Sin reforzar las pruebas y con los mismos puestos de autocovid en Gijón que en el mes de agosto: dos. Esta tarde estaban citadas 605 personas tal y como me ha comentado un enfermero. Me pregunto cuantas más estarán en mi situación y decidirán no pasar la Nochebuena aislados (no les culpo) haciendo que el virus siga propagándose, aunque quizás eso es ya lo que se busca. Y sálvese quien pueda.
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