Incertidumbre
Incertidumbre, esta es la palabra de moda y seguramente lo va a seguir siendo durante años. Si en Física el Principio de Incertidumbre de Heisenberg (no podemos conocer el momento de una partícula) es la base de la Mecánica Cuántica y posiblemente será más útil para conocer el por qué del Universo que la Teoría de la Relatividad de Einstein, en la vida cotidiana hay pocas cosas peores que la incertidumbre. Al ser humano no le gusta nada la incertidumbre, es lógico, porque los animales más exitosos son los que hacen previsiones de futuro y obran en consecuencia, como las hormigas, tanto en la vida real como en la fábula. Esta pandemia en la que estamos inmersos ha echado por tierra muchas previsiones, económicas, sanitarias y de toda índole, pero la incertidumbre que ha provocado el covid es una más que se suma a otras incertidumbres que ya había y que no todo el mundo era consciente de ellas. En la coyuntura actual es muy osado hacer previsiones, no solo a medio y largo plazo, incluso para dentro de unas pocas semanas. Si fuera cierto que hay gente capaz de adivinar el futuro, y no caraduras que timan a la gente, ahora tienen una buena oportunidad para decirnos lo que va a pasar el año que viene. En fin, son como Octavio Aveces, sí, hombre, sí, el que unas veces acertaba y otras no. De la misma manera que soy consciente de que bares y restaurantes son un punto importante de contagio, porque en ellos la gente interactúa muy imprudentemente y para comer y beber forzosamente te tienes que quitar la mascarilla, también lo soy del calvario que los hosteleros llevan viviendo desde que apareció en escena el maldito bicho. Lo peor ya no es que en los bares y restaurantes se establezcan horarios, medidas de distancia y de seguridad e incluso cierres, lo peor es la incertidumbre. Miles de cenas de empresa y familiares han sido anuladas por el ataque de la variante ómicron cuando esos sufridos empresarios ya habían hecho compras y ya habían hecho previsiones. Y el dinero para repartir no solo cada vez es menos, el dinero fiat, los cromos sin respaldo de valor (esto sí que es seguro), se va a acabar. Así que vamos a tener que vivir al día, sin hacer muchas previsiones, hasta que el covid, pero no solo el covid, no distorsione tan gravemente una de las cualidades que han permitido al Homo sapiens llegar aquí, pensar en el futuro. Podría felicitarles el Año Nuevo, pero, no sería sincero ni serio, prefiero no mentirles, para 2022 les acompaño en el sentimiento.
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