Resiliencia
En los últimos meses la palabra resiliencia, aunque no adquirió la suficiente relevancia para ser nominada palabra del año, es un vocablo de moda entre los políticos. Desconozco si alguien los ilustró para introducir tal voz en sus peroratas o, únicamente es producto de sus menguados cerebros en la búsqueda de querer aparentar un nivel que escapa a sus alcances.
Me causa tristeza que la susodicha palabra adquiriera relevancia ante la situación sanitaria que sufrimos y, posteriormente, ante la desgracia provocada por el volcán Cumbre Vieja en La Palma. Digo tristeza porque, ante tales adversidades, de nada sirve poner de moda palabras rimbombantes, de uso poco frecuente hasta ahora. Prefiero el lenguaje del pueblo, con medidas y soluciones de Estado.
A la par que tristeza, me produce rabia. Furiosa rabia, porque no han aplicado la misma palabra mucho tiempo antes a nuestra gente del campo, agricultores, ganaderos, que llevan bastante más tiempo luchando por su supervivencia y reclamando lo que en justicia merecen. Se olvidan la palabra ante las carencias que, permanentemente, recuerdan los profesionales de la sanidad pública que velan por todos nosotros. No se acuerdan de la palabra ante los miles de personas que día a día malviven y cada mañana se levantan para buscar trabajo o ponerse a la cola de algún banco de alimentos.
Gobiernos, oposición y otros que no se sabe dónde están parecen ignorar que una palabra puesta en boga no da más capacidad intelectual, ni tampoco credibilidad, pero esos por cuyas bocas sale creerán que su erudita verborrea convence a las masas. Podría decir, bendita ignorancia, pero, me inclino más por decir, maldita hipocresía.
Públicamente un discurso demagógico con expresiones pomposas puede satisfacer el ego a quien lo dice, pero no convencerá a los miles de mujeres y hombres que día a día tienen que trabajar por un salario menor al que debieran, los miles y miles de jubiladas y jubilados que ven cómo sus pensiones no se ajustan a la realidad económica.
Pero, además, tenemos que soportar desigualdades que nos imponen esos puritanos, aquellos que no tendrán mínimas pensiones, que tendrán además otras fuentes de ingresos a cargo de todos y, una serie de privilegios que procurarán justificar. Si volaran no veríamos el sol.
Salud y República.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo