Controversias okupacionales
Para señalar un problema social y convertirlo en una prioridad política, el siguiente paso imprescindible sería intentar solucionarlo, pero ¿qué dicen los actuantes?
Los okupas piensan que el problema de la vivienda para personas sin hogar está muy bien, gracias a la ley, porque no hay un problema de ocupación de viviendas; no es verdad que usted se va y le ocupan, se exagera.
Si su piso es suyo y lo ocupan, la justicia se ejerce, lo que pasa es que la justicia es lenta y tarda; el problema no es la ley, que está muy bien, sino de la lentitud de la ley.
Si hay que buscar culpables, pensemos en los bancos, por ejemplo, ellos sí que tienen culpa, que una cosa son las viviendas de particulares, que no tienen nada que temer, como bien saben los "felices" particulares okupados, y otra son los bancos, que ese es otro problema.
No puede ser que un banco "cargue" por insolvencia con una propiedad y, aunque sea obligado por el Ayuntamiento ("los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho a una vivienda digna y adecuada"), no la limpie, pinte, amueble y acondicione para que pueda ser dignamente okupada por el primer nini o banda de ninis que pasen por allí.
La culpa la tiene la superwoman antisistema Ada Colau, alcaldesa de Barcelona, que acapara el cincuenta por ciento de la okupación nacional, promoviendo la impunidad y cargando el mochuelo a los demás, aplicando una política demagógica que ha derivado a veces, en resultados trágicos, y que ha llegado al extremo de organizar cursos municipales de formación para ocupar los locales, en una ciudad, donde alternan rateros, drogadictos, okupas, delincuentes y gente de mal vivir, mezclados con gente de orden y trabajadora.
La culpa la tienen otros ocupas, los del Ayuntamiento que no le presentan una moción de censura a su alcaldesa y la devuelven a sus orígenes, después de pasar por un curso de adaptación a la sociedad democrática
La culpa la tiene el ocupado damnificado, que además de no facilitar la ocupación, se atreve a delinquir cortando la luz o el agua y negándose a pagar las tasas del Ayuntamiento; eso, si no contrata a una de esas empresas que "usan métodos expeditivos" para impedir que el okupa transgresor disfrute, gratis total, una vivienda a la que, por ley, tiene derecho. Lo dice bien claro el artículo 47: "Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada".
Casualmente su vivienda entra en ese artículo 47, porque reúne esos requisitos; y no se queje, que solo va a entrar un grupito, cuando según la ley, podrían ser "todos los españoles".
No contento con amargarle la vida al impresentable okupa, el ninguneado y feliz propietario solivianta a todo el barrio en su contra y se atreve, además, a poner una denuncia en el juzgado por "ocupación ilegal de vivienda habitual". ¡Vaya jeta, señor propietario!
La culpa la tienen las mafias que, con una legislación que los "ampara", aprovechan para negociar y abusar de la miseria humana, sin que las leyes sirvan para nada, 'vendiendo' y 'alquilando' los edificios que se ocupan, sin que nadie les persiga.
Sabemos quién es el pagano, pero el culpable ¿quién es? ¿Para cuándo la reposición de la republicana y socialista "ley de vagos y maleantes"?
Saludos cordiales.
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