Protocolos intimidantes
Estos dos últimos años ha resultado inevitable que en encuentros ocasionales con conocidos y amigos médicos, de mis tiempos como proveedor del antiguo hospital Nuestra Señora de Covadonga, se tocara, por razones evidentes, el "tema covid".
Personalmente me he limitado a realizar cuatro preguntas y escuchar una retahíla de explicaciones documentadas de unos u otros que, fuera de las generalidades conocidas, me han permitido conocer interioridades de esa profesión que, de otro modo, ni siquiera hubiera sospechado.
Traigo esto a colación porque el día de Navidad tuvimos la oportunidad de coincidir con uno de ellos, ya jubilado, al que por razones obvias no voy a poner nombre.
Casi una hora de charla monotemática y una frase anzuelo del doctor que nos deja para el arrastre:
"Ir a un hospital en las circunstancias actuales es potencialmente mortal, y no debido a una enfermedad, sino a los protocolos 'médicos', destinados a dañar, no a curar".
Subida de cejas y ojos como platos por la sorpresa y la "gravedad" de esta sentencia que, por supuesto, no imagino escuchar en ningún otro sitio. Le pido permiso para publicarlo y el doctor consiente, siempre que omita su nombre (hecho).
Añadió: "Los médicos son, como se dice, lo mismo que los abogados; la única diferencia es que los abogados simplemente te roban, mientras que los médicos, además de robarte, te matan. Así de claro". ¡Madre mía!
El encuentro se había convertido en un monólogo del doctor, y pienso que algo tendría que ver el plato de gambas en gabardina y el estimulante vermú de La Paloma. Se lo dije, sonrió y continuó con su ilustrativa disertación.
Nos habló del fármaco experimental Remdesivir, el único propuesto desde el principio por el Dr. Anthony Fauci como estándar de atención para el covid en los hospitales estadounidenses, con funestos resultados.
Este mismo fármaco fue uno de los cuatro utilizados en un ensayo clínico para el ébola en 2018 (lo confirmé más tarde por internet), y se eliminó del estudio antes de que terminara puesto que una revisión de seguridad reveló que tenía la tasa de muerte más alta de los medicamentos que se estaban probando.
También se refirió al uso de ventiladores en todos aquellos enfermos graves, debido a síntomas similares a los de la gripe, que fueron aislados en hospitales y tratados de esa manera, falleciendo en su mayoría (estadísticamente del 76% al 97% de los pacientes, creo recordar).
Se preguntaba ¿cómo podrían los médicos no haber entendido que "matar" a todas estas personas mediante el uso de un respirador muy invasivo y peligroso no era una forma de ayudar a salvarlos?, y ¿cómo podría cualquier médico u hospital no solo cuestionar, sino detener esta locura para descubrir el porqué de una tasa de mortalidad extrema?
Manifiestamente dolido, concluyó con una sentencia definitiva: "No hay excusa para este comportamiento, y todos los profesionales médicos y de la "salud" que acepten conscientemente y sigan con esta práctica de daño y engaño deberían ser juzgados". Impresionante.
No lo voy a estropear diciendo nada al respecto, pero no me resisto, si me permite, a comentar dentro del mismo tema, un reciente anuncio de "Associated Press" referido a tres universidades del noroeste americano; sintetizando, dice:
"El desproporcionado aumento de los casos de contagio por ómicron en las universidades de Cornell, Princeton y Nueva York obliga a suspender o cerrar todas las actividades del campus lo antes posible". Y luego viene la frase literal clave: "Cornell, Princeton y NYU informan tasas de vacunación de estudiantes de más del 98%".
¿Y la fuente de contagio? Aunque parece que la variante ómicron la ha tomado con los más vacunados, me pregunto en mi reconocida ingenuidad qué tipo de esfuerzo imaginativo intentarán los totalitarios multicolor de siempre para culpar de esta debacle a los no vacunados.
Decía Mahatma Gandhi: "La vacunación es una práctica bárbara y uno de los delirios más fatales de todos los que existen en nuestro tiempo. Los objetores de conciencia a la vacunación (esta) deberían estar, solos si es necesario, contra el mundo entero en defensa de su convicción".
Saludos cordiales.
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