La política energética española
Propiciada y potenciada por los social-comunistas, desde hace años, la política energética española ha sido desastrosa. Las consecuencias son las que estamos sufriendo. Precios de energía elevadísimos y una descompensación terrible en el mix.
El visionario Zapatero instaló miles de placas fotovoltaicas de baja capacidad y carísimas y ahí están dispuestas para ser tiradas a la basura en poco tiempo. Zapatero claramente desconocía que el sol se pone cada día, precisamente cuando el ciudadano precisa luz. Pero de este impresentable expresidente es lo que había que esperar.
La instalación de generadores eólicos es algo plausible si, como en el caso de la fotovoltaica, se dispone en el mix de energía generable barata (estamos destruyendo, por capricho de Europa y los verdes, nuestras mejores centrales térmicas, auténticos relojes de precisión suiza, ya amortizados y disponibles aún para muchos años). Pero este es nuestro sino.
Ayer se anunciaba el cierre de las 500 cubas electrolíticas de San Ciprián, por razones de coste energético según Alcoa.
Y me comenta un gran ingeniero de minas que el desarrollo de muchos miles de toneladas de cobre, en la zona de Huelva está en peligro de cierre a este coste de la energía. Trabajo maravilloso que cerrará por incompetencia política.
Vi un chiste en el que, al estilo Mingote, se disponían monstruosas soplantes frente a los generadores eólicos, para cuando el viento parara, y el técnico andaba buscando dónde enchufar. Esta es la manera de resolver el problema, consumir más energía de la que generarían. De locos.
Y claro, bajar la imposición a la energía dejaría al Gobierno sin un euro para los miles de gastos innecesarios, acrecentando la velocidad de acercamiento al "crash" económico español. Al que caminamos igualmente.
Está claro que quienes nos gobiernan no saben qué hacer. Diciendo que en Europa pasa lo mismo. Lo que no es cierto. Ya que en nuestro caso nos lleva al desastre y ellos tienen forma de recuperarse de la crisis.
La solución es evidente. España, como China, se debería negar al cierre de nuestras maravillosas centrales térmicas, pero ¿quien le pone el cascabel al gato? (¡Impago del CO2!) Y si nos niegan los fondos prometidos, buscarse un socio económico, dejando de valorar una UE decrépita en muchos aspectos vitales. Que nos quiere "estabular" para sus únicos intereses: despotenciarnos industrialmente y usarnos de servidores vacacionales. Saquen Vds. las consecuencias.
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