Un 2022 por la Vida, desde la concepción a su final natural
Lamentablemente España destina diez veces más de dinero a matar niños en el seno materno que a promover la maternidad.
Estamos repitiendo la tragedia de muchos países heridos de muerte por el aborto y la eutanasia, donde las madres aprenden a matar a sus hijos y los hijos aprenden a matar a los padres... terrible.
Una de las pocas riquezas que ya van quedando en España son su infancia y su juventud, debemos protegerlas, igual que debemos proteger a nuestros mayores, rechazando el neocolonialismo que reduce y corrompe a las naciones con “aborto y eutanasia seguras”, ideología de género, consumo indiscriminado de sexo y posible legalización de drogas.
Dejemos de importar corrientes mal llamadas progresistas, que tanto daño hacen a nuestra sociedad, especialmente a las mujeres y a los más jóvenes.
Todo aborto es traumático para la mujer. Siempre es traumático perder a un hijo engendrado en sus entrañas, del que tarde o temprano añorará su presencia. Traumática es una violación (aunque es muy raro que ocurra el embarazo post-violación), pero el recuerdo de ella y su superación estarán en el hijo que dé a luz. Por otra parte, sería bueno que el Estado interviniera en la seguridad de modo tal que fueran prevenidas las violaciones en lugar de incurrir en muertes inocentes.
Traumática es la pobreza, cuando por su causa el hijo o los ancianos no son aceptados, pero no es matando a los hijos y a los padres de los más pobres como se soluciona el problema, sino con políticas sociales acordes, asumidas por el Estado, las ONG y todos los ciudadanos.
Me preocupa el número de embarazos en adolescentes, y ni los anticonceptivos abortivos ni el aborto solucionarán esas conductas precoces. Al contrario, lejos de disminuirlas las están aumentando si no se aplica una educación basada en el amor y en las virtudes y no exclusivamente en lo genital.
Sobre todo derecho de la mujer se eleva el derecho del hijo inocente e indefenso gestado en ella, del que ningún ser humano puede disponer de su existencia. La mujer se dignifica por ser portadora de vida; es necesario apoyarla en situaciones de crisis con la ayuda de Dios, que nunca abandona a quienes confiadamente acuden a Él.
El hombre no puede seguir jugando a ser un pequeño dios, a hacer y deshacer a su antojo, estamos atentando gravísimamente contra la naturaleza, contra la vida y contra el mismo Dios.
Que en este 2022 que acabamos de comenzar se sequen los ríos de sangre inocente que corren por nuestra patria. Defendamos la Vida desde su concepción hasta su final natural.
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