La lengua de las víboras
“¿Dijiste media verdad?, dirán que mientes dos veces si dices la otra mitad”.
Antonio Machado.
Acabo de ver una película: “La lengua de las mariposas”, interpretada como actor principal por Fernán Gómez.
En verdad disfruté bastante de la descripción de la vida en un pueblo gallego, avanzada la Segunda República. Destaca el papel del maestro de pueblo que ejerce su labor con paciencia y bonhomía, bien interpretado por Fernán Gómez. Sin embargo, se puede comprobar el arrinconamiento católico, se representa un solo acto religioso, un entierro frío. Los republicanos son los buenos, los alegres, los que festejan, aunque el festejo, en mi opinión, no tiene signo político.
Desde los tiempos de esa película, 1999, y antes, hasta hoy, ha habido numerosas películas españolas en las que los buenos son los liberales socialcomunistas y los malos los conservadores y católicos. Esta forma de expresarse inunda los medios españoles, en manos económicas de pro izquierdas. Gran injusticia nacional de la que, en gran parte, es culpable la derecha entreguista.
El hecho de que se cometieron desatinos por estos últimos en nuestra guerra y posguerra no exime de las barbaridades hechas por el bando republicano. Comentados sobradamente por sensatos izquierdistas.
No he visto una sola película española que criticara el bombardeo de Cabra, los asesinatos de Barbastro, los miles de católicos asesinados en Cataluña, y los tantos “paseos”, con miles de muertos como lo sucedido en Paracuellos.
Perdonar y olvidar es algo exigible a cualquiera de los bandos. Es una suerte que en la familia se perdonara a Franco, pero se criticaron con énfasis algunos “paseíllos” y ejecuciones de posguerra, muchos monstruosos (alguien me ha comentado que son típicos de las posguerras, triunfe quien triunfe).
Por favor, cine español, equidad. ¡Que no hay buenos y malos!, solo, particularmente respecto a nuestra desgraciada guerra, liberal/comunistas, equivocados o embaucados, y conservadores/anticomunistas. Afortunadamente, la verdad estaba de parte de los segundos. El comunismo triunfante nos habría convertido en la Cuba europea.
En todo caso, la atrocidad, que no tiene signo, no se puede ocultar, aunque se tenga que perdonar para convivir en paz y caminar hacia un futuro prometedor. Como hicieron tantos buenos españoles.
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