El recreo
Todos mirando hacia la ventana; el maestro ha dicho que si no llueve se podrá salir al recreo, pero por su gesto no parece contento con tanta distracción; al fin y al cabo, su labor es enseñar, y le molesta que interese más la diversión que las matemáticas. Parece una foto de este día a día, los niños son ahora los adultos, pero... ¿quién es el maestro?
No se observa a nadie en ese papel, quienes administran no parecen tan implicados en el desarrollo humano; en realidad, el recreo les proporciona más adherencias que una disciplina humanitaria o un concienzudo plan de regeneración. ¿Serán los padres?, al parecer, esta generación en la que trabaja él y trabaja ella ha repartido buena parte de su responsabilidad en la guardería, el colegio y los abuelos, cuando llegan al instituto ya se “disciplinan” entre ellos. No tienen tiempo de calidad ni del otro para eso, si hay cansancio se dejan a la tablet, y si hay irritación puede caer una torta, sin que el alumno haya entendido cómo se ha llegado a eso.
¿Puede que Dios sea el maestro?, a Dios no se le conoce en este tiempo tan avanzado, no se aprende de él en casa, ni en el colegio, y mucho menos en el instituto. Ni siquiera hay un templo dedicado a él en toda la Cristiandad, más bien se rinde culto a personas muertas convertidas en ídolos. Es decir: a ese maestro no se le ha hecho caso ni en su primera lección: “No te hagas ninguna imagen tallada ni nada que tenga forma de algo que esté arriba en los cielos, abajo en la tierra o debajo en las aguas. No te inclines ante esas cosas ni te dejes convencer para servirles, porque yo, Jehová, tu Dios, soy un Dios que exige devoción exclusiva” (Éxodo 20:4,5).
“Bueno, déjate de lecciones y háblanos del recreo”, diría un adolescente cualquiera. El recreo ha sido tan descontrolado que ha puesto en peligro la vida del planeta y la vida de sus habitantes. Demasiada manga ancha con la contaminación de los países ricos, demasiada avaricia en el reparto de los recursos, demasiadas armas de destrucción masiva en los laboratorios militares, demasiados crímenes ciudadanos. El verdadero recreo es una tierra limpia física y moralmente: “Solo un poco más, y los malvados ya no existirán; mirarás a donde estaban, y ya no estarán allí. Pero los mansos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz” (Salmos 37:10,11). La lección es que eso... habrá que ganárselo. “Por lo tanto, preparen su mente para actuar, mantengan por completo su buen juicio y pongan su esperanza en la bondad inmerecida que se les mostrará en la revelación de Jesucristo. Como hijos obedientes, no dejen que los deseos que tenían antes en su ignorancia sigan moldeándolos” (1ª Pedro 1:13,14).
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