Carnaza
"Decíalo mio güela: ya salió la tonta coya", y, cuando lo decía, lo hacía para referirse a quien no perdía oportunidad para dar el cante y soltar cualquier barrabasada, buscando el aplauso inmediato.
El pasado miércoles, cuando veo el revuelo que se levantó a colación de las declaraciones de Garzón sobre la calidad de la carne de las macrogranjas, no daba crédito a lo que estaba leyendo, escuchando y oyendo. Algún ganadero con el cebadero más escaso que el cerebro se caldeó soltando eso de: ¡Otra vez esti...!, y tras verle la reacción (y porque lo conozco), perdí unos minutos en explicarle una tontería, pero que no deja de ser importante aclarar, y es que la ganadería que él explota es extensiva, es decir, prima el espacio al número de animales, mientras que las macrogranjas se rigen por la ganadería intensiva, y estas explotaciones basan su producción en hacinar el mayor número posible de animales en un recinto, en donde se alimentan hasta la hora del sacrificio. Todos hemos visto cómo se producen los huevos, o cómo se crían los cerdos, etcétera, en ese tipo de explotaciones, y, por no herir sensibilidades, me ahorraré la descripción.
Supongo que no será necesario explicarle a nadie qué producto va a tener mayor calidad... me imagino, pero, bueno, a tenor de lo leído, creo que siempre será mucho más fácil apretar un gatillo que razonar con sensatez y explicarlo públicamente. A ver quién tiene narices para decirme a mí que la carne de un "xatu-a" o una vaca que pasta en un prado, y que consume pienso natural, no sabe mejor que la de un animal que vivió toda su vida estabulado y a base de... quién sabe qué. ¿Recordáis las vacas locas y todo lo que se descubrió a su alrededor? Bueno, pues navegando y buscando acerca de enfermedades y ganadería intensiva, me encontré con un estudio de la UE que pone de relieve que los sistemas de ganadería intensiva son una de las causas de pandemias como el SARS, la gripe aviar o la gripe A, cosa que a nadie debería extrañar, puesto que hoy en día, y con el covid-19 de fondo, eso del hacinamiento deberíamos tenerlo algo más que asumido como perjudicial, lo diga quien lo diga.
Salieron a la palestra algunos ganaderos, que, una vez enterados de que en esta ocasión no iba contra ellos, callaron; los sindicatos, a no ser los que apoyan la ganadería del hacinamiento, callaron, y entre los políticos, una vez vistas las cifras del paro, pasaron a la acción, como era de esperar toda la oposición, pero entre los "ofendiditos" por las declaraciones del Ministro no solo hubo filósofos de "caleya", también salieron a la palestra presidentes de comunidades autónomas, y sí, me refiero al señor García Page, socialista de vocación y voceras de profesión, quien no dudó en exigir una rectificación, olvidándose por completo de cuando anunció una moratoria en la tramitación de macrogranjas para Castilla-La Mancha, y yo me pregunto: si las macrogranjas son tan buenas para el medio ambiente, y producen unos alimentos de categoría superior, ¿a qué viene esa moratoria?...
Menos mal que en Asturias diferenciamos un buen chuletón de carne de tercera, un pitu caleya de una gallina enjaulada, un buen queso de un prefabricado, y un chorizu de casa de cualquier longaniza; y si nos traen un jamón de bellota o de Jabugo, y lo saboreamos mientras nos explican que su sabor, textura y calidad es por las dehesas en donde viven los animales, y los alimentos que consumen, será porque sigue existiendo la ganadería extensiva, porque, si por algunos fuera, comeríamos los corchos de las botellas y encima tendríamos que agradecer el detalle por venir con la botella.
Salud y cerebro, paisanos.
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