Carta al presidente Macron
Las últimas declaraciones del presidente Macron en las que decía "Les non-vaccinés, j'ai très envie de les emmerder" (tengo muchas ganas de fastidiar/joder a los no vacunados) creo que son impropias de un presidente de la República francesa. Tienen el aspecto de ser producto de alguien que ha fracaso en la toma de decisiones y tiene que buscar un chivo expiatorio al que echarle la culpa de todos los males, porque, claro, él no puede equivocarse ni debe tener en mente intención de rectificar
Durante los comienzos de este invierno, con un 70% de la población francesa vacunada y revacunada en menos de diez meses, con la implantación de la exigencia del pasaporte covid para poder acceder a la mayoría de los sitios públicos, con las restricciones como nunca se ha visto de las libertades de los ciudadanos, los niveles de contagio están muy por encima de los que tenían el año pasado por estas fechas.
Tal parece su postura una huida hacia adelante por no querer reconocer errores y falta de previsión apostando todo a unas vacunas desarrolladas en tiempo récord y a las restricciones de movimiento de los ciudadanos.
Nunca había pasado esto.
Hasta ahora todas las pandemias que hemos sufrido, que han sido muchas aunque no salieran en los medios de comunicación, se solventaban con un buen sistema sanitario, con buenos profesionales sanitarios bien tratados y organizados, con un número de camas de hospital y UCI suficientes y con tratamientos efectivos que controlaran la enfermedad. Estos tratamientos están esperando hace meses la autorización de la Agencia Europea del Medicamento.
Quizás es que ahora estamos fallando en todo eso y algunos políticos no están siendo bien asesorados.
Presidente Macron, su deseo no es propio de un presidente de una república instaurada por el pueblo en el siglo XVIII, en la que fue derrocada una monarquía absolutista que creía que los ciudadanos eran siervos que debían obedecer cualquier norma impuesta por su soberano, que recibía la inspiración divina.
A estas alturas ya debería saber que la vacunación no evita infectarse, enfermar, hospitalizarse y contagiar el virus a los demás. Su función es reducir una parte del posible agravamiento del cuadro clínico. Por todo esto, entiendo que debería ser una opción libre, ya que el único afectado por la decisión es la propia persona que la toma. Cada uno debe ser libre de asumir los riesgos de no vacunarse o vacunarse, igual que en el resto de actividades como fumar, beber alcohol o practicar deportes de riesgo.
Espero y deseo que personas de su poco talante democrático no lleguen a proliferar por el resto de los países de esta Europa hasta ahora libre. La libertad que tenemos no fue un regalo de los dioses, fue conseguida a base de mucho sufrimiento de nuestras generaciones anteriores. No nos la ponga en tela de juicio por un "ordeno y mando" propio de regímenes de otro tipo.
Y no olvide el lema de la República francesa: Liberté, Égalité, Fraternité, que mucho me temo ha incurrido en fallo en las tres.
Vive La France Libre.
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