Europeizados e institucionalizados
Fue un gran éxito aquel eslogan de los sesenta "Spain is different" para atraer turistas y sacudirnos, con un gran golpe de efecto, la caspa, los olores rancios y vender nuestro sol, simpatía y alegría.
Con el paso de los años cada vez cuesta más encontrar las diferencias. Nuestros horarios, nuestra forma de vida y hasta nuestro carácter es cada vez más similar al de nuestros socios europeos. Es más cómodo el individualismo y los silencios en aviones, trenes, autobuses y mirar para otro lado cuando te ceden el paso. Una cara natural o ensayada evita que un desconocido te dirija la palabra, te regale un "buenos días" o entre en un restaurante dirigiéndose al tendido con el saludo castizo de un ¡que aproveche!
La tecnología, la pandemia y la obsesión por conseguir el "tótem de la calidad de vida" se han convertido en burdas excusas para permanecer inmóviles con el celular en la mano y dar la estocada final a nuestra personalidad y costumbres disidentes.
Tanto es así que al leer el último informe del FMI (Fondo Monetario Internacional) sobre economía sumergida europea hasta el 2019 compruebo cómo algunos tópicos se van al carajo, y también en estas habilidades en la sombra estamos dentro de la media y no como la mayoría de los sucesivos ministros de la cosa económica nos han hecho creer.
En el año 2019, según este estudio, el 19,9 % de nuestra economía era informal. Ese mismo año los países adalides de la socialdemocracia, los ejemplos de buena conducta solidaria y espejo de muchas clases medias españolas, se movían en índices similares. Dinamarca 18 %, Suecia 18,5 %, Finlandia 19,3 % y la rica Noruega petrolera el 20,2 %. Tópico político al infierno, porque el frío no congela las ganas de esconder los ingresos.
La siempre ejemplar Alemania y faro que nos guía presumía de un 16 %, y la madre de todas las patrias, el imperio francés, daba ejemplo con un 14,8 %.
El resto de países hermanos de sangre por parte de padre y de madre, llamados "PIGS", va muy por delante de nuestras aspiraciones, Portugal 24 %, Italia 26,6 % y Grecia 29,4 %.
Somos incluso más piadosos que los belgas, que se marcan un 21,5 %.
No debo olvidarme de los que casi siguen las normas. Hasta en Luxemburgo y Austria se sitúan en el 9,6 % y 9,4 %, respectivamente. Allí también hay gente disimulada y con el dinerito en "avión". En todas partes cuecen habas.
Los datos de los años anteriores son muy similares, lo que me lleva a concluir que la solución era y es cada vez más utópica.
Federico Mayor Zaragoza dijo una vez que los españoles éramos demasiado obedientes con Europa y el expresidente suertudo Zapatero dijo que nos envidiaban. Entre Pepín y Pepón está Pepe.
Ya estamos europeizados, "institucionalizados", como aquel preso que se quitó de en medio después de haber pasado casi toda su vida en la cárcel y no se adaptó al amanecer sin barrotes.
Eso era en el filme “Cadena perpetua”, pero la realidad es que el sol nos hace pasionales y, después de esta moda de comportamientos mudos, volveremos a ser ruidosos y a "oler a ajo", como decía la Beckham, puesto que antes todo era más divertido y en cachondeo seguimos siendo los campeones.
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