Otra ley más para intervenir la caza
A los cazadores españoles nos están atiborrando a leyes. Todo sea por ese afan de controlar y reprimir la caza. En ese sentido nace una nueva propuesta de ley. Es preciso referirse a la Estrategia Nacional para la Gestión Cinegética, como "marco orientativo y de coordinación de la gestión cinegética a escala estatal". Otra más en relación a la caza española, que sale de pronto a la palestra de forma repentina y oportunista - la mantenían a modo de espera, como alternativa, pendientes de lo que se mueve --. Por ahora solo es un proyecto, al que hay que mirar de reojo (demasiada literalidad para algo que no se necesita tanto), debidamente confeccionado y redactado unilateralmente desde instancias oficiales, que sale a información pública en espera de recibir "aportaciones, comentarios y sugerencias". Lo cual no deja de ser cuando menos, una apariencia de condición extraña, puesto que ningún agente relacionado con la caza ha sido llamado con anterioridad a participar, ni tan siquiera, en sus preliminares.
Con esta nueva ley en perspectiva podríamos pensar que lo que buscan es un efecto "adormidera" cuyo fin premeditado es convencer con argumentos a los cazadores para que desistan de su propósito de manifestarse. Una vez conseguido esto, después, ya se verá. Según informa un medio temático, a uno de los ministros de este Gobierno le han encargado la misión de apaciguar el ánimo levantisco de los cazadores que andan muy revueltos (el sector ha convocado para fechas próximas varias manifestaciones en señal de protesta), debido a la enorme inquietud y desconcierto que les genera las numerosas medidas que el Ejecutivo central ha puesto en marcha, todas ellas, con la aparente firme voluntad política de interferir en aspectos generales que mueven la actividad cinegética.
Por tanto, para apaciguar el ánimo de los cazadores es necesario que alguien se retracte. Que rectifique. Que no interceda negativamente en y para la viabilidad de la caza sostenible, la que conserva y no destruye. Que se permita y facilite su continuidad en lo sustancial. Por muchos conceptos, ya de sobra conocidos, repetidos hasta la saciedad, es muy necesaria. La han titulado de esencial. Pero en España, grupos animalistas ultras la combaten con una rabia fóbica desproporcionada e irracional. Hasta aquí, soportando este pesado equipaje, hemos llegado los cazadores. A partir de este momento veremos la capacidad de respuesta del verdadero poder de las instituciones cinegéticas españolas de carácter social.
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