El compromiso espiritual más importante de una pareja que se ama
"Un buen matrimonio conlleva enamorarse muchas veces, siempre de la misma mujer". Mignon McLaughlin. Abogado y periodista.
El retablo de la Catedral de Oviedo es uno de los más bellos conocidos, en una de sus "casas", a media altura, al centro izquierda, se representa un alto relieve con el primer milagro de Jesús a instancias de su Santa Madre, la conversión del agua en muy buen vino, ante el apuro de la pareja, que notaron la falta. En las tinajas doradas, seis (que han quedado preciosas tras la restauración catedralicia), la Madre suplicante consigue que su Hijo, tras ordenar su llenado con agua, convierta el líquido en "precioso" vino (Evangelio de hoy, domingo, 16 de enero, de S. Juan (2,1-11)).
La importancia que tiene la unión para siempre de las parejas que se aman, lo que se inicia y realiza en la boda, que es deseable hacerla en presencia de Dios, y de los testigos, que son los muchos invitados (los que agotaron el vino en la escena sanjuanina), queda representada en infinitos cuadros y fotografías, nostálgicas e ilusionadoras, cuando el tiempo pasa.
Por todo lo dicho, da pena ver cómo, hoy día, las parejas que creen amarse deciden convivir sin compromiso formal, ni religioso ni civil. Muchos, en principio, pretenden vivir para siempre juntos, pocos lo consiguen y la falta de compromiso facilita la temporalidad de la unión. Ello conlleva, muchas veces, el no desear hijos, pretendiendo el acompañamiento vivencial y el disfrute sexual sin consecuencias. Alterando un sentimiento profundo como es querer perpetuar el amor en los hijos.
Las estadísticas nos hablan de la fácil destrucción de la convivencia, bajando la natalidad a cifras que hacen peligrar la continuidad de los pueblos, cuya identidad, así, está destinada a desaparecer.
La boda comprometida consolida y prolonga hasta el final lo que comenzó bien.
Por eso Jesús, en buena parte, accedió a la petición de su Santa Madre, hacer el primer milagro en una boda, demostrando el amor a María, su madre, intercesora de la Humanidad necesitada.
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