También los animales van al cielo
Estoy seguro de lo que ahora escribo. Y lo pienso así recordando lo que nunca en el pueblo tampoco se había conocido: una vaca así. En los años de la hambruna tan alargada de la posguerra, le bastaron tres años para levantarnos la casa, dándonos tres xatinas como tres soles y toda la leche que necesitábamos. Hemos tenido una inmensa suerte con ella. Y hasta llegué a ser muy injusto con mi padre, pensando que se había vuelto loco, al oírle decir que iba a vender la “Cuca”. A la tarde del mismo día, me pareció que hasta ella estaba muy triste, o que tal vez también había llorado. No se lo merecía: era una santa y, sin duda alguna, Dios la tendrá hoy en la gloria.
¿Cómo no voy a seguir apoyando a cuantos cuidan y protegen a los animales? Y espero que sus defensores ganen la batalla en las controversias planteadas hoy también en España. Es terrible que muchos solo miren su explotación. Soy octogenario y prefiero dejar la política para los más jóvenes que yo. Pero espero que sean más comprensivos con los animales e impidan el solo interés, el egoísmo y la explotación de estos parientes tan próximos nuestros. Tan dignos de respeto y aprecio como mi “Cuca”, deseo sinceramente que con ella tengan un cielo.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

