Anchos horizontes
En todo viaje hay un componente romántico, misterioso, de descubrimiento de otras latitudes, mundos, paisajes y culturas humanas. Tanto como de autodescubrimiento o desvelamiento de facetas, aspectos poliédricos e ímpetus que nunca hubiéramos pensado que moraran en nosotros para aflorar. Hoy, los más soñadores o interesados en el ser humano como un hecho global, allende los necesarios roles especializados o parcelados a los que estamos adaptados en las muy exigentes sociedades tecnológicas e industriales, rebuscan en referentes legendarios y en figuras históricas que fueron verdaderos Ulises, protagonistas semiolvidados de odiseas, epopeyas guiadas por el espíritu de aventura y superación de límites, no solo por afanes de conquistas y riquezas materiales. A mis manos infantiles y de primera juventud llegaron aquellas maravillosas “Joyas Literarias Juveniles” de la Editorial Bruguera, repletas de obras increíbles del visionario galo Julio Verne, de Emilio Salgari, Charles Dickens, Walter Scott, Karl May o Robert Louis Stevenson. Es verdad que eran tiempos diferentes, sin tanta consola de videojuegos, con valores y tendencias diferentes, pero sin duda el acercamiento a la cultura humanística, literaria e histórica universal se logró grata y amenamente en muchos. El imaginario cultural y humanístico parece haber sido invadido por las novedades más ramplonas de última temporada, parece ya que los sublimes y amenísimos libros de aventuras clásicos no interesan, de ahí una cultura de memes y pasmados, de iletrados funcionales y de empobrecimiento del lenguaje, inane para expresar la rica complejidad de ideas y emociones personales. En la actualidad hay visiones menos eurocéntricas, machistas o de culto al heroísmo belicista, todo se ha vuelto tecnológico y nadie quiere quedar descolgado; sin embargo, aquel que quiera conocer proezas humanas fantásticas tendrá que seguir conectando con figuras históricas irrepetibles como Marco Polo, Alejandro Magno, Julio César. Elcano, Cortés, Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Núñez de Balboa, Ponce de León. Vasco de Gama y Champollion. Cook, Richard Francis Burton, Speke y Livingstone. Schweitzer, Roald Amundsen, Yuri Gagarin y Neil Armstrong. Son sumamente interesantes las vidas de Isabel Barreto, Karen Blixen, Alexandra David Néel, Jane Goodall. Es extraordinario el trabajo sobre mujeres exploradoras intrépidas desplegado por la española Cristina Morató. Así como las crónicas periodísticas de Kapuscinsky, las obras de los finados Manu Leguineche y Javier Reverte. Siempre nos quedarán el Tíbet, Viena, Athos y Lima. Angkor Wat, Persia, Bali, Zanzíbar. Moscú, Tahití y Egipto, Ganges, Tallin. Roma, Serengeti, Nueva York. Jerusalem, Petra y Samarcanda. El Louvre y el Museo Británico. Florencia y Fenimore Cooper. Aunque sean al alcance de un muy certero y muy doméstico clic ovetense.
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