Adiós a Alberto
Cuando el pasado 16 de noviembre escribí una carta a LA NUEVA ESPAÑA agradeciendo la despedida de mi hermano Ángel, "Gelito", poco podía imaginar que, apenas dos meses después, escribiría otra por la muerte de otro hermano: Alberto, "Tronqui" para los amigos.
Sí, Alberto estaba mal, todos lo sabíamos, pero a veces nos agarramos a una última y vana esperanza y entonces la muerte termina por sorprendernos cuando menos lo esperamos.
La noche mágica de Reyes se nos llevó también a Tronqui.
Fueron casi dos años de lucha contra la enfermedad, pero esta pudo más que las ganas de vivir que Alberto tenía.
Su hijo y sus hermanos queremos dar las gracias a todos los que nos acompañasteis en su despedida.
A los presentes, porque pudo más el deseo de acompañarnos que la situación sanitaria tan delicada que estamos viviendo.
A los ausentes, que decidisteis no acudir respetando nuestra petición pero que sabemos estuvisteis siempre con nosotros en espíritu.
TIENE QUE SALIR DE FIN DE SEMANA (Roberto Lanza dixit)
Pero quiero agradecer muy especialmente a sus amigos de Pajares, que tanto cuidaron de él durante su enfermedad y que tanto le quisieron.
A sus compañeros y amigos de partida de Campomanes, con quienes pasó muchas y muy buenas tardes de partida y tertulia y que siempre estuvieron ahí.
A sus vecinos de Buelles, que le acogieron con tanto cariño y cuidaron de él y de su casa cuando él ya no podía.
A Tomás, por las emotivas palabras que le dedicó en la iglesia.
A Manuel Bodes, su amigo del instituto, que vino desde Vigo a oficiar su funeral.
También a este periódico, que tuvo un recuerdo para él con motivo de su fallecimiento.
Y, cómo no, a sus compañeros profesores de la escuela de esquí, que tanto le van a extrañar. Pero Tronqui va a estar siempre ahí, acompañándolos en las pistas y haciendo lo que más le gustaba: esquiar. Cuando bajando por el Valle del Sol veáis un sombrero que mece el viento sobre vuestras cabezas, es Tronqui que os está saludando.
Adiós, Alberto, tus hermanos te querremos siempre y esperamos que ahora juegues la partida en el Cielo con Ángel, mano a mano.
Descansa en paz.
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