Necedad, ineptitud e ignorancia
Ella no era la más estudiosa de la clase, y sus aspiraciones en la vida no pasaban por conseguir una carrera. Ella misma lo confesaba, quería acabar, obtener el graduado, y después ya vería, pero ahora mismo estaba en el encerado, y Don Juan iba a poner a prueba sus conocimientos en Geografía. Tras señalar titubeando la zona en donde se localizaban algunas autonomías, llegó la hora de señalar una capital de provincia y al pasar a Portugal, sobre la zona de Lisboa, la clase rompió a carcajadas, con el consiguiente sonrojo de nuestra compañera.
Años más tarde en el instituto, en clase de griego, nuestro profesor nos interroga sobre el vocabulario que teníamos que ir memorizando, y a mi compañero (muy tímido, por cierto), le pregunta cómo se dice pueblo, el pueblo (concreta). Mi compañero, con la mente en blanco, empieza a sentir cómo los compañeros empiezan a sonreír, y es que esa palabra nos había quedado a todos excepto a él. Fue entonces cuando nuestra compañera María, que se sentaba delante, se volvió y le susurró: "Jo demos", lo cual correspondía exactamente a la traducción "el pueblo". Lo pillaron todos excepto él, que, avergonzado y colorado, no sabía dónde meterse.
Resulta curioso recordarlo hoy, y como en aquellos tiempos quienes desconocíamos o ignorábamos alguna cuestión éramos víctimas de quienes sabían más que nosotros, siendo el ignorante objeto de risa y también de alguna que otra burla puntual, cuando actualmente a esos/as ignorantes suele premiárseles con aplausos y loas.
Estamos de acuerdo en que nadie puede saberlo todo, pero pretender mostrarse como un gran conocedor de todo lo que se habla, para demostrar que eres más tonto que el asa de un cubo, con el agravante de que tienes tras de ti un gabinete de asesores, es para ponerse a mear y no echar gota. Puedo entender que la estupidez se apodere de un ciudadano cualquiera que, explotando una ganadería extensiva, se sienta agredido por las declaraciones de Garzón, pero no deja de ser más ridículo que el hecho de que un frutero con un pequeño comercio protestara por la supresión de las grandes superficies comerciales, y ello debería darle pistas suficientes al político de turno sobre lo que es y significa explotar la ganadería de forma extensiva, y saber por qué motivo esa carne es de calidad y lo otro es carnaza.
Hay gente a quienes les dan tantos parabienes que acaban demostrando hasta dónde llega su ignorancia, y como saben que recibirán loas y aplausos por cualquier parida, si una vez se te ocurre decir que Madrid es España dentro de España, crees que puedes ir a León y decir que Castilla es el origen del parlamentarismo, cuando en esta tierra ya te coronaste tras calificar de "paletos" a quienes defendían la autonomía de León (año 2020).
No hay dos sin tres, y en este recién estrenado 2022, la terna de la sabiduría se completa con un alcalde que no dudó en afirmar que contar con una figura como Djokovic, ("negacionista" por pelotas, set y partido) y accionista mayoritario de un laboratorio para tratamientos contra el covid-19, sería muy positivo para el abierto madrileño. Da igual que su periplo por Australia fuera un escándalo, o que una figura mediática de su talla sea el peor ejemplo para los jóvenes, según el regidor, pese a la que está cayendo, tenerlo aquí sería un éxito.
Yo no sé qué puede pasar por estas cabezas, ni por las de aquellos que aplauden y ríen en función de quien habla, haciendo oídos sordos a lo que dicen, y sigo dudando si se trata de una estrategia para tratar de polemizar y acaparar titulares, es decir, aunque se hable mal que se hable, pero lo que sí tengo muy claro es que "Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira", lo dijo Sir Arthur Conan Doyle, y yo estoy totalmente de acuerdo con él, no hay más que observar el panorama.
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