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Cascos les da poco juego

24 de Septiembre del 2010 - José Manuel Fernández Arias (xxx)

El pasado lunes día 20 apareció en este mismo diario una soflama airada de otro nuevo escribano como yo, el presidente del PP en S. M. del Rey Aurelio. Era justo la respuesta a un escrito mío que, sinceramente, yo no esperaba ni había diseñado para que fuera publicado. En su amplio comunicado se desgranaban toda suerte de improperios contra Cascos, y en él, sin proponérselo, me hacía un par de elogios que sinceramente le agradezco. Le agradezco que haya dudado de que fuera yo el autor del articulillo, que tildaba de panfleto, un panfleto que según explicaba desató su ira, lo cual siento de veras, era sólo una carta. Con sus dudas, en realidad me estaba poniendo al nivel del que él llamaba «el Salvador» (Cascos), ¡qué gran honor!, gracias. Por otra parte, me decía que yo no pintaba nada en el partido. Cierto, y no es una afrenta, lo tomo como otro gran elogio, ¿sabe por qué?, porque a Dios gracias no he tenido que verme nunca subyugado ni en la necesidad de vender mi alma al diablo para conseguir, p. e., el tener un digno puesto de trabajo donde ganarme la vida, cosa que me consta que usted quizá no podría decir, ¿sabe de qué le hablo, no? Debido a ello, yo soy libre, independientemente, y usted quizá no, además, por mi situación personal puedo manifestar libremente lo que me venga en gana, dentro de un orden, claro, pero sin temor a represalias. Es otro aspecto en el que me diferencio de usted, que debe de estar pasando días difíciles, porque últimamente sospecho más que nunca que Cascos va a venir y ello quizá suponga revisar algún organigrama. No tema, seguro que si usted es una persona capaz supongo que le mantendrá en su puesto, dicen que él siempre selecciona a los mejores. De todos modos, los cambios son cosas naturales que pueden pasarle siempre a los que juegan a ser políticos.

Señor Fernández Díaz, su escrito parece redactado desde un estado de shock, de furia repentina o siguiendo instrucciones. Modestamente le diré que traslada la impresión de estar carente de equilibrio emocional, de aplomo, de serenidad y de la capacidad de análisis que da el sosiego. No hay ni un solo argumento desarrollado en media página de periódico, sólo descalificaciones gratuitas, ninguna motivada. Es todo un discurso mitinero, que muy bien lo pudo haber sacado de un folletín comprado en un curso por correspondencia, en el que especulo se darán pautas y mensajes hechos para que los que no tienen criterio propio los repitan como guacamayos amaestrados. Recalca hasta la saciedad todo lo malo que representa Cascos, cosa que a los asturianos ya les suena a persecución orquestada o a novela sudamericana, con argumentos manoseados, pastosos y machacones, y que se resume en dejar claro lo mucho que unos pocos lo odian, pero no lo dude, ya mensajes como los suyos surten un efecto contrario al que pretenden los que tienen buenos puestos, o «puestinos», que temen perder, pues la gente no es tonta y empieza a preguntarse ¿qué les pasa a estos que siempre pierden (como usted en S. M. del Rey Aurelio, yo en Las Regueras y muchos otros del PP, nada menos que en otros 64 municipios más), y que aun así se aferran al poder como lapas? ¿Es que no piensan cambiar nunca? ¿Qué es lo que ocultan tras todo este lío y qué es lo que no nos dicen? La próxima vez que intervenga espero nos lo explique a todos. Es pura curiosidad.

Que los adversarios de Cascos insisten y repiten hasta la saciedad que es alguien maligno es el único discurso no fundamentado que esgrimen para denigrarle desde hace tiempo, otros se dedican a crear equipos de fútbol para luego dar marcha atrás y algún otro simplemente a verlas pasar, de eso nunca dicen nada, pero en contraposición a las feroces críticas e infundios que le dedican a Cascos, también es de dominio público que sus cartas de presentación son: ser un trabajador infatigable, un individuo muy capaz, muy eficaz, pragmático, eficiente, expeditivo... ser, en definitiva y sobre todo, la bestia negra de vagos y de corruptos, y que tiene un currículo espectacular y una amplia experiencia y fama de hacer cosas tangibles y útiles para el pueblo, y no de predicar vaguedades de político de salón. A Cascos en Asturias sólo lo discuten a estas alturas los cuatro que prefieren estar ciegos para no ver y valorar su gran talla, porque la mayoría a su lado son auténticos liliputienses políticos. Si a ello, además, oponemos nuestros políticos al uso, pusilánimes, a los que sobre todo les gusta pisar moqueta y la buena vida, o a otros que por dejadez de los anteriores actúan como puros caciques, ninguneándolos y decidiendo por ellos, la comparación no se sostiene y la mezcla se vuelve explosiva. ¡Qué triste el papel jugado por los que se prestaron para dar sus nombres a la terna, actuando de juguetes de quien manipulaba todo por detrás y para escenificar una «boutade» que tan sólo duró 48 horas! En época de crisis profunda el personal valora sobremanera a quienes tienen capacidad de liderazgo y a quienes son capaces de poner orden. Cualquiera de los de la terna (que, por cierto, cuando decidieron que tenía que ser sólo uno ya no se ponían de acuerdo) sólo habría logrado, casi con seguridad, la ruptura definitiva, pero no importaba, porque llevamos años en los que cuando en el PP todos perdemos unas elecciones unos pocos siguen ganando, pero esa situación ha tocado fin irreversiblemente. Sólo Cascos, curiosamente, en los tiempos actuales, puede unir. Sus detractores son políticos de salón, sólo lograrían juntar a su alrededor a unas decenas de paniaguados, en cambio, sólo el nombre de Cascos juntó a mil cuatrocientas almas de forma espontánea, y pagando por ir, en La Lloreda de Gijón. Han pasado los tiempos en los que todo se resolvía extendiendo cheques y repartiendo prebendas. Es hora de trabajar, de impulsar acciones, de poner orden y de crear riqueza y puestos de trabajo, la gente de a pie estamos hartos de engaños, de falsas promesas y de palabrería hueca. Somos muchos los que queremos seguir siendo serios, trabajadores y constructivos. Los que jueguen a destruir Asturias y España mejor que se pasen al bando de al lado.

Finalmente, decirles a usted y al reducido y selecto grupo al que sin duda ha querido representar, que Cascos no les ha dado juego porque, excepto el día de Valencia de Don Juan, no ha hecho ni una sola declaración. Lo estaban esperando, sin duda, para «sacudirle estopa», dijera lo que dijera, pero se están quedando con dos cuartas de narices. Él fue cocinero antes que algunos caciques frailes, los mismos que hasta sólo hace dos meses lo llamaban «galáctico» y ahora lo vetan. No me cansaré de repetirlo, el partido está quebrado y roto desde el congreso de 2009, donde, a cara de perro, el 38% de los compromisarios rompió para siempre con el poder establecido y pidió un urgente cambio de rumbo. El pueblo clama por alguien capaz de poner a trabajar al personal, cada cual para lo que esté capacitado, y también por alguien que sea capaz de embridar y mantener exclusivamente en su sitio, su circunscripción y su «hábitat natural» a quienes siempre estén dispuestos a liarla, y a buenos entendedores...

Ya concluyo, no sin antes decir que al igual que Cascos, Javier Fernández, del PSOE, o Vigil, soy sexagenario (Gabino y Areces pronto alcanzarán los 70), y no por ello aprecio tener disminuidas mis facultades cognitivas, al menos en la misma proporción que la parte del PP directivo de Asturias que acaba de manifestar, según he leído en este mismo diario, que lleva doce años recuperándose. Lo de estos compañeros es preocupante, debieran de pedir la jubilación por enfermedad crónica o cambiar el doctor, que no ha acertado con el tratamiento. Quizá el doctor que pueda curar de esa crónica enfermedad al PP pudiera ser el doctor ingeniero de Caminos, Canales y Puertos señor Álvarez-Cascos. El tiempo lo dirá, y que todos lo veamos.

José Manuel Fernández Arias

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