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La Guerra Fría se calienta

26 de Enero del 2022 - Juan Luis Vallina Ariznavarreta (Siero)

Conviene decir por delante que personalmente las políticas de Rusia y EE UU no me ofrecen ninguna confianza ni son modelos a copiar.

A ambos les une un denominador común y es la hegemonía que pretenden tener en el mundo, aunque con distintos matices.

Quizás esta sintonía es la que permite que haya un equilibrio en los conflictos internacionales, al igual que lo había cuando existía la Unión Soviética.

Si nos imaginamos qué pasaría si ambas potencias estuvieran unidas, se puede llegar a la conclusión de que el saqueo de las materias primas que consideraran necesarios para "su" desarrollo les llevaría al dominio del resto del mundo y al sometimiento y esclavitud.

No obstante, conviene tener en cuenta algunos hechos históricos que nos lleven a alguna conclusión. Ya en 1990 el entonces secretario de Estado norteamericano James Baker comprometió al entonces presidente soviético Mijail Gorbachov que la OTAN no se extendería hacia los países del Este. Tras la disolución de la Unión Soviética y consecuentemente del Pacto de Varsovia, se produce un giro en los acontecimientos. Con fuertes flujos de dinero de EE UU, partidos de derechas de corte nacionalista llegan al poder, rompen los lazos históricos que les podían unir a la ya extinta Unión Soviética y solicitan o son inspirados por EE UU a integrarse en el bloque militar de la OTAN. De esta forma Polonia, Hungría y las Repúblicas Bálticas se suman a Turquía formando un cerco de claro acoso a Rusia tras su integración. Como una amenaza más se pretende incorporar ahora a Ucrania, donde fruto de un golpe militar se hace con el poder un partido de corte nacionalista-fascista que contó y cuenta con todo el apoyo económico y militar de EE UU.

En Ucrania se ha prohibido el Partido Comunista Ucraniano, se ha prohibido igualmente la enseñanza en ruso y hablarlo en público, ignorando que una gran parte de la población es rusoparlante. Se ha encarcelado a antiguos dirigentes políticos y recortado libertades de pensamiento.

Las pretensiones de la OTAN han quedado puestas de manifiesto y están enteramente al servicio de los intereses estadounidenses. Pruebas hay más que suficientes. Afganistán, Irak, Libia o Siria dan testimonio de cuáles son los verdaderos intereses en disputa. ¿Acaso la intervención en Yugoeslavia era para defender a sus pueblos o a los países vecinos? ¿Era ese país un peligro para Occidente o para Europa?

El mismo argumento podríamos utilizarlo en Vietnam, donde EE UU no dudaron en apoyar a un títere llamado Dinh Diem al que pusieron como presidente de Vietnam del Sur. Y qué decir de su patio trasero América Latina, donde a lo largo de la historia se producen más de sesenta incursiones militares sin contar golpes de Estado propiciados por el imperio, apoyo al terrorismo o golpes "blandos" como los conocidos en Honduras, Brasil o más reciente en Bolivia.

¿Qué pretende Rusia con este movimiento de tropas y armas en la frontera con Ucrania? ¿Invadirla? Si así fuera, una acción relámpago ya se habría producido, antes de que la propia OTAN reaccionara. Cabe entender que esta acción pretende disuadir a Ucrania de su solicitud de ingresar en la OTAN y a esta, de que se instale a las puertas de Rusia. La estrategia de EE UU no es otra que atentar contra la seguridad de este país y para ello usa la seguridad de Europa como pretexto.

Europa debería apostar por un sistema de defensa propio y no depender de intereses ajenos, y en cualquier caso apostar por la vía de la diplomacia y nunca de la provocación.

Hablando de la península de Crimea, este territorio fue cedido a la Rusia zarista en 1783 tras la derrota del imperio otomano, entonces dominante en este espacio geográfico. En 1921 Crimea se convierte en República Socialista Soviética de Crimea para integrarse en Rusia en 1945 tras la II Guerra Mundial. Ya en 1954 Rusia la cede administrativamente a Ucrania y tras la desintegración de la URSS se convierte en República Autónoma de Crimea. Con la crisis de 2014 y la pretendida anexión por parte de Ucrania, se produce una intervención militar rusa para salvaguardar los intereses de la mayoría de su población de origen ruso y rusoparlantes. Se lleva a cabo un referéndum donde una aplastante mayoría se posiciona en favor de volver a formar parte de Rusia.

En qué puede acabar esta historia, depende de la capacidad de estas dos superpotencias, y por nuestra parte convendría recordar que el referéndum tramposo en que nos metió FG contenía tres condiciones que han quedado incumplidas. No entrar en la estructura militar, no instalar, almacenar o introducir armas nucleares terceros países y reducir las bases norteamericanas. ¿Qué quedó de esas condiciones?

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