Sobre primitivos automóviles
Señor Fidalgo (al que no tengo el gusto de conocer): he leído su reportaje publicado en LA NUEVA ESPAÑA el 18 de septiembre de 2010, relacionado con los primeros automóviles que llegaron y circularon por Asturias, y, por supuesto, no pongo en duda la veracidad de cuanto en dicho reportaje se dice.
No obstante, me tiene usted que perdonar si añado que lo encuentro falto de rigor. Cuando se hable de «viejos cacharros» no se puede obviar a don Victoriano Alvargonzález y Suárez, máxime cuando se publica con tal alarde tipográfico.
Carece por completo de importancia quién fue el número 1 o el 2 o el 3, puesto que no se trata de establecer un récord, pero no citar a don Victoriano no me parece de recibo. En mi poder tengo magníficas fotografías sobre un primitivo coche, seguramente un Panhard Levasor, donde aparece sentado al lado del mecánico, su hijo Claudio Alvargonzález (mi padre) de niño. Dado que ese niño nació en marzo de 1885 y aunque no soy antropólogo, pudiera por sus rasgos tener unos 10 años, lo que nos situaría en 1895. Era un vehículo de cuatro ruedas. Pongo a su disposición la fotografía.
En la desaparecida revista «Asturias Semanal» de 13 de agosto de 1969 (a la que me remito) se publica una amplia historia del momento en que por vez primera circulo por las calles de Gijón «aquel monstruo eléctrico» y su «audaz conductor era don Victoriano Alvargonzález».
LA NUEVA ESPAÑA de 8 de agosto de 1971 publica un artículo donde cuenta que el primer coche fue matriculado en Asturias con el 0-1 en 1907, y era del conde de la Vega del Sella (lo que nadie pone en duda), y a continuación añade «… A pesar de que el registro en Gobierno Civil comenzó en 1907, éstos empezaron a circular por las carreteras asturianas allá por los años 1895, 1896... aquellos primeros vehículos fueron de don Victoriano Alvargonzález, Fernández Duro y Valdés Hevia».
Existen otras referencias que omito por no hacer interminable esta carta, pero sí añadiré un importante documento: en carta original (que conservo), que el muy conocido ingeniero industrial y creo que químico, profesor que fue durante años de la prestigiosa Escuela de Peritos Industriales de Gijón, don Juan del Castillo y Díaz de Bóira en marzo de 1951 dirige a mi padre, Claudio Alvargonzález, en solicitud de unos datos para la Firestone, dice, entre otras cosas, lo siguiente: «Por el año 1890, siendo niño se corrió entre nosotros que había un coche sin caballos parado en la Estación del Norte. Entre paradas y empujones llegamos hasta el empalme con Candás..., el coche era de tu padre, don Victoriano Alvargonzález, con motor de vapor, calentamiento con petróleo». Don Juan del Castillo y Díaz de Bóira nació en enero de 1882.
Por todo cuanto le cuento, señor Fidalgo, creo que es de justicia no olvidarse de don Victoriano, sin que por ello olvidemos a los demás.
A mayor abundamiento le diré que don Victoriano Alvargonzález fue el primero, si no el único, que construyó automóviles en Asturias con su propia marca, La Hormiga, pero eso es otro tema y pongo a su disposición las referencias que tengo sobre ello.
Con mis atentos saludos.
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