La respuesta rusa
A la espera de la contestación por escrito (a la gente que no tiene palabra hay que pedirle las cosas por escrito) a las demandas rusas a la OTAN, donde Rusia lo único que pide es que la Alianza Atlántica no se extienda más y no la amenace también en el Mar Negro y en su frontera ucraniana, el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, ha comparecido en la Duma (parlamento ruso) para explicar a los diputados cuál es la situación en Ucrania. Lavrov ha dejado clara la gravedad del asunto y hasta qué punto el Kremlin se lo está tomando muy en serio, una seriedad y una peligrosidad de derivas no controladas que en Occidente no se están calibrando adecuadamente. Ante la posible negativa de EE UU y sus incondicionales a renunciar a incorporar a Ucrania a la OTAN, argumentando que Ucrania es un país soberano y que puede incorporarse a la Alianza Atlántica si le place, Lavrov ha insinuado en la Duma que Rusia podría instalar misiles nucleares en Cuba y/o en Venezuela si esos países, también soberanos, las aceptan, sin descartar otras respuestas, simétricas o asimétricas, a los movimientos occidentales. Recordemos que, aunque eso no se dijo en Occidente, la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, que casi provoca la III Guerra Mundial, estuvo precedida del despliegue de la OTAN en Turquía de misiles nucleares, en las mismas fronteras de la URSS. Es decir, no es la primera vez que los rusos responden contundentemente ante la amenaza a su soberanía y no sería la primera vez que lo hicieran poniendo misiles nucleares en Cuba, aunque hoy en día, con los armamentos existentes, eso no sería militarmente necesario, pero enseñar los dientes también necesita propaganda. Estamos bailando al borde mismo del abismo, un precipicio nuclear que podría significar el fin de la Humanidad, y un malentendido, un error fatal o la actuación de fuerzas incontroladas podrían desencadenar el Holocausto o el Armagedón, llámelo usted como quiera. Afortunadamente, parece que todavía hay gente cabal y, al contrario que Sánchez y Casado, muy belicosos e imprudentes ambos, para agradar al amo yankee, los gobiernos de Francia y Alemania no quieren jugar con fuego ni entrar en la vorágine de más sanciones que provocarían consecuencias económicas indeseadas. Macron será el anfitrión de una reunión de representantes de Francia, Alemania, Rusia y Ucrania para intentar reconducir el conflicto por vías pacíficas.
NOTA: Quiero pedir perdón a los lectores por un dato erróneo, muy erróneo, de mi anterior escrito. La UE no habría dado a Ucrania 1,2 billones de euros, sino 1.200 millones de euros, que, evidentemente, es muchísimo menos.
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