El descrédito del CIS
Asistimos en este final de enero al último disparate del CIS, que, en una encuesta sobre intención de voto en las próximas elecciones autonómicas en Castilla y León, ofrece unos resultados diametralmente opuestos a los que vienen dando la totalidad de los institutos sociológicos que han publicado sus encuestas en los últimos meses.
Aunque me escandaliza, no me extraña la decisión tomada en su día por el Sr. Sánchez de poner al frente de una institución como el Centro de Investigaciones Sociológicas a un sectario de su cuerda con instrucciones precisas para tratar de retorcer la realidad y así influir en la toma de decisiones de la ciudadanía a la hora de emitir su voto. Y digo que no me escandaliza porque estoy convencido de que Pedro Sánchez está decidido a utilizar todas las herramientas posibles para mantenerse en la Moncloa, sin importarle que instituciones otrora respetadas y muy valoradas, como el CIS, se hayan convertido en el hazmerreír de la sociedad. Lo que sí me extraña es que en esta deriva participen los funcionarios que trabajan en dicha institución, que, durante tantos años, han sido respetados por su profesionalidad. Pues bien, ¿han oído ustedes alguna queja de estos funcionarios sobre el esperpento en que el Sr. Tezanos ha convertido el fruto de su trabajo? La respuesta es no.
Estamos acostumbrados a que sectores como la educación, o la sanidad, se manifiesten en contra de los gobiernos de turno, ya sean los autonómicos o el nacional, en defensa de su trabajo y de su profesión. Lo hacen, legítimamente, en defensa de lo que ellos creen que se debe hacer para mejorar sus condiciones de trabajo o el servicio que prestan a la sociedad.
Pues bien, los señores funcionarios del Centro de Investigaciones Sociológicas mantienen un silencio sepulcral, haciéndose, de facto, cómplices del descrédito que la manipulación partidista de un sectario está llevando a una institución que, cuando este gobierno salga de la Moncloa y el sectario sea cesado de manera fulminante, deberá ser auditada, investigando procesos de trabajo y procedimientos establecidos, para evaluar las responsabilidades de todos y cada uno de los funcionarios que han prestado sus servicios en algo otrora respetable y hoy convertido en una terminal propagandística más del Gobierno de coalición social-comunista.
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