Un médico pionero
Estoy comiendo fuera de casa y recibo una llamada sorpresa de mi mujer: Alfonso, se ha muerto Nacho; el Dr. Domínguez-Gil era Nacho para los amigos.
Mi cerebro, lento de por sí, intenta asimilar la noticia y durante unos segundos pasan por el mismo todos los Nachos que conozco hasta que se detiene en la imagen del Dr. Ignacio Domínguez-Gil y Juliana, el traumatólogo, junto con otros muchos, que me tendió la mano y allanó mi camino en los duros comienzos dentro de la especialidad médico-quirúrgica que compartíamos.
El sentimiento de pena y desolación que sentí es difícil de explicar, así como la sensación de que se había ido alguien importante en mi vida.
Persona culta, divertida, inteligente, amable y gran compañero, es difícil elegir en qué faceta destacaba más, pero siendo ambos médicos-traumatólogos la faceta que más admiraba en él era esta precisamente: la de médico-traumatólogo.
Como dato fundamental en su currículum, decir que el Dr. Domínguez-Gil fue en los años 80 uno de los introductores en Asturias de la cirugía artroscópica, técnica quirúrgica novedosa en el mundo entero y que fue una auténtica revolución en el mundo de la cirugía moderna.
El Servicio de Traumatología del Hospital San Agustín de Avilés fue el lugar donde comenzó su andadura profesional tras su periodo de formación en el antiguo Hospital General de Asturias. En este servicio fue donde el Dr. Domínguez-Gil, junto a otros compañeros, introdujo esta técnica quirúrgica novedosa en Asturias, transmitiéndola a los que veníamos detrás y estábamos interesados en el tema.
Posteriormente trasladó su actividad laboral a Gijón, quedando yo un poco huérfano traumatológicamente hablando, ya que perdía un referente importante, aunque con el traslado pasaron a beneficiarse los compañeros de Gijón, donde me consta también dejó huella.
Descansa en paz, amigo y compañero.
P.D. Un abrazo fuerte para Paloma, su mujer, para su madre y toda su extensa familia, que estarán desolados como yo lo estoy.
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