Desdedida de don Ramón Emilio Martínez (Banco Herrero)
Querido amigo:
Como siempre has hecho en tu vida, te has ido sin hacer ruido, dejándonos a todos con un palmo de narices sin despedidas (bueno mejor dicho sin avisarnos) muy a tu estilo privado y personal, para que cada uno se quede con esos grandes momentos que el paso de tu vida nos ha impregnado a todos.
Lo mismito que cuando te marchabas de vacaciones sin decirlo pero apurando a todo el mundo para dejar resuelto lo pendiente.
De igual modo que cuando te prejubilaste y tuvimos que hacernos a tu ausencia, siempre con tu buen humor, con tus ideas positivas aunque fueran pesimistas, con tu ilusión y tu tenacidad.
Quien me conoce sabe que soy poco proclive a poner en unas letras lo que siento pero esta ocasión para mi es especial porque especial es la persona a la que me dirijo. Trabajador incansable, padre ejemplar, persona admirable, amiga hasta la saciedad y generosa y humilde en todos los aspectos de tu vida.
Tengo el convencimiento de que muchas personas estamos en deuda personal contigo, siempre ha sido muy difícil poder estar a tu altura profesional y humana y no porque tú estuvieras en un pedestal sino todo lo contrario nunca te has querido subir a él, tal vez esa era la diferencia que nos separaba.
Hoy me despido de un hombre que aún tenía mucho que aportarnos, pero el destino ha querido que nos quedemos con el pasado y el presente lleno de recuerdos, de alegría, de esfuerzo, de vitalidad y de esa energía positiva que siempre has trasmitido.
Los cafés de Fruela ya no serán lo mismo, como tampoco será la alegría de escuchar tu voz siempre alegre a cualquier hora al otro lado del teléfono, aún recuerdo tu humor de hace unos días cuando hablábamos de leche vaca y cuerno (unos pocos nos entendemos) o tus mensajes socarrones para que recordásemos aquel u otro evento.
Nunca es buen momento ni uno está preparado para que sucedan estas cosas por eso quiera el destino que esa viuda y esos hijos maravillosos que dejas, por haber estado tan cerca, recojan el testigo y nos sigan aportando toda esa energía y todos esos valores que has dejado impregnados en el tiempo que has estado con nosotros.
Descanse en paz Don Ramón Emilio Martínez, una persona entrañable que de verdad ha dejado huellas profundas en quien lo conocimos y con quien hemos compartido momentos personales, laborales o profesionales y ante todo la mejor y más humilde persona que haya conocido detrás de una mesa en un Banco y donde quiera que estés inúndanos de tu energía para que el tiempo hasta que volvamos a encontrarnos sea como has hecho de tu vida una maravilla.
Un abrazo fuerte amigo mío.
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