¿Preparados para ayudarnos?
Estuve el domingo por la mañana en el cementerio con mi esposa, tratando de ofrecer el consuelo que un corazón humano puede producir en otro corazón. Me fui sin despedirme de los corazones amados que allí duermen esperando una resurrección; sé que sus átomos se han repartido ya en la naturaleza, así que me propongo hacer un alto en el Parque Grande antes de volver a casa, allí me inspiro y me desahogo junto a mis amigos los árboles.
La avenida de los Bearneses está animada en la medida de un invierno callado y prudente. Me propuse rememorar unos besos de medio siglo atrás entre las rosas enroscadas en las pérgolas de un espacio recogido entre los árboles, pero el espacio está cerrado. Quizá haya una mesa en la terraza del bar La Rosaleda y... ¡¡nooo!!, un ruido estruendoso me rompe la paz que he venido a buscar sin pausa ni compasión, adiós a los pensamientos y sentimientos. "Están ensayando los bombos de la Semana Santa", me dice María Pilar. Lo siento, le digo, no puedo soportar esto, nos vamos de vuelta al coche.
En esas ocasiones el corazón normalmente tranquilo se acelera y remueve las peores sensaciones que tanto esfuerzo me ha costado dominar. Hoy leo en la prensa que a alguien le gusta ese ruido, al parecer lo que a unos molesta a otros satisface, actitud pretendidamente justificada con el beneplácito de una tradición (Marcos 7:6-8). Eso me trae a la memoria la reflexión de Eric Hoffer: "Normalmente solo vemos lo que queremos ver, tanto es así que a veces lo vemos donde no está".
Echo una mirada al mundo y veo la contaminación sin solución, al Norte ambicionando el territorio del Sur como si tuviese un derecho, a los países subyugados de América o del mundo sufriendo a manos de quienes deberían servir su bienestar, veo los intereses de unos pocos, de cualquier índole, combatiendo contra los intereses justificados, normalmente de la mayoría, por el poder, el dinero, o simplemente por la droga del tabaco -primero yo, y después yo-. Vamos a tener que interesarnos más los unos por los otros con lo que se nos viene encima, y para eso hace falta el sentido de que el conjunto es más importante que uno mismo, o al menos tanto como para "amar al prójimo como a uno mismo".
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo